Aunque esta vez solo haya sido un pequeño temporal, el litoral sur de Castellón volvió a sufrir este domingo los estragos del impacto del mar, algo que deja una vez más en evidencia la falta de protección que presenta este tramo de la costa, tal como llevan reivindicando desde hace años los alcaldes afectados de esta zona.
Es el caso del primer edil de Moncofa, Wences Alós, que se muestra indignado por cómo los efectos de una DANA que se ha originado en las islas Baleares «han llegado aquí y han provocado cuantiosos daños» en infraestructuras como las canalizaciones subterráneas para conectar las duchas, el alumbrado o los árboles.
"Una de las acciones que pondremos encima de la mesa es desplazarnos hasta Madrid para seguir la reivindicación a más alto nivel"
Ante esta «dejadez total» por parte de la Dirección General de Costas, el alcalde avisa de que volverá a convocar a los miembros de la plataforma Espigones ya! para analizar qué acciones pueden llevar a cabo para hacerse oír. «Llevamos esperando dos meses para hablar con la subdirectora general de Dominio Público Marítimo-Terrestre, pero de momento, nada», lamenta el líder moncofense.
¿Protesta en Madrid?
Por ello, una de las posibles acciones que pondrán encima de la mesa es «desplazarse hasta Madrid para seguir la reivindicación a más alto nivel», dice Alós, después de la masiva manifestación que protagonizaron en Moncofa en agosto.
En Almenara, el litoral también sufrió desperfectos, aunque gracias a los trabajos realizados hasta ahora por la empresa que construye los espigones, los daños han sido muy inferiores a los que habitualmente se ocasionan.
«Se han introducido materiales y agua en un tramo del paseo marítimo, pero nada comparable a lo que siempre solemos sufrir de normal con los temporales. El estado avanzado de las obras de las escolleras ha frenado el oleaje», razona su alcaldesa, Estíbaliz Pérez.
En Nules, el mar tampoco dio una tregua y este último temporal, aunque haya sido de baja intensidad, ha provocado, una vez más, estragos en gran parte de la costa, en la que la playa ha desaparecido literalmente bajo las olas, que acechan peligrosamente los cimientos de decenas de viviendas de primera fila, sin que encuentren ningún obstáculo ni natural ni artificial en su avance.