La Administración pública no puede ser un freno para el desarrollo. Este fue uno de los principales mensajes que lanzó el conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, Arcadi España, en el transcurso del encuentro empresarial celebrado ayer en la Vall d’Uixó. Desde su posición de responsabilidad, mantuvo que es necesario «desburocratizar» la gestión, «porque hay cosas que no podemos frenar y tenemos mucho margen todavía para mejorar».

Desde esta autocrítica, el conseller dio respuesta a la reflexión principal que se desprende de haber dado tanta relevancia al proyecto de construcción del puente empresarial de la Vall: ¿Por qué se ha elegido esta inversión? Para Arcadi España es una cuestión de «geografía económica», que combina los componentes geográfico, cultural, administrativo, de liderazgo y medioambiental. 

Ubicación geográfica, punto fuerte de la Vall

En el caso de la Vall, como se profundizó una y otra vez durante toda la jornada, su ubicación geográfica es uno de sus fuertes, por su privilegiada conectividad con las infraestructuras logísticas esenciales, a las que el conseller añadió la proximidad con el clúster cerámico, «que nos ha situado en el mapa económico europeo».

Pero para el dirigente autonómico, uno de los fuertes de la ciudad es «el componente cultural y humano, con una tradición empresarial que ha sabido reponerse de una dolorosa reconversión», tras el cierre de la Fábrica Segarra.

El conseller hizo referencia a otra de las cuestiones planteadas por los empresarios: la escasez de mano de obra especializada. El camino para encauzar esta discordancia entre oferta y demanda. Habló de la nueva FP y de la UJI, así como el papel de los sindicatos, con los que se tiene que contar para construir soluciones.

Los deberes hechos 

Que el proyecto del puente haya alcanzado el punto de tramitación actual es consecuencia, según España, de que tanto la Administración autonómica como la municipal «hemos hecho los deberes dentro de casa». Para el máximo responsable autonómico de infraestructuras, la relación público-privada es básica para garantizar el desarrollo económico de cualquier territorio, pero también lo es «la colaboración entre instituciones» y lo que ha sucedido en este caso, «es un paradigma de cómo debería de funcionar».

Si la Generalitat aporta la inversión para hacer posible la construcción del puente, el Ayuntamiento ha realizado un arduo trabajo de gestión los últimos años para salvar de manera anticipada las exigencias burocráticas, de manera que, en estos momentos, existe incluso un trabajo de diseño previo que quiso reconocer.

España enfatizó que esta situación «no se ha dado por casualidad». Es la consecuencia de la «voluntad política y la capacidad de ser permeable a las reivindicaciones de los empresarios» que ha demostrado el equipo que lidera la alcaldesa, Tania Baños. Porque para el conseller, «no hacer nada es retroceder», y la construcción del puente «no solo va a unir dos polígonos industriales, va a incrementar la competitividad de las empresas que operan desde ellos y facilitará que otras vengan».

Enseñanzas de la pandemia  

En su intervención, Arcadi España remarcó que la pandemia y sus consecuencias económicas llevan implícitas una lección que hay que atender. «La crisis generada por el covid-19 ha evidenciado la fragilidad de las cadenas de valor», lo que ha supuesto una oportunidad, porque empresas que habían escogido China como destino idóneo para desarrollar su actividad «se dan cuenta de que les conviene más estar en Europa».

Esta relocalización y el nuevo panorama que se abre, desde el punto de vista del desarrollo industrial a partir de la pandemia, plantean un desafío tanto para el sector público como el privado, el de «saber gastar los fondos europeos». Debería de tenerse en cuenta las dificultades de acceso a las materias primas y a recursos humanos, pero sin perder de vista el compromiso con la transición ecológica. «Hay que cambiar la forma de producir, de consumir y de transportar», como arguyó

De esta época, refutó España, «hemos aprendido que no hay techos de crecimiento, pero tampoco hay suelos, y que crear más empleo sostenible depende de nosotros mismos», y de la implicación de todos los agentes de los que depende el desarrollo económico.