La consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, no tiene ninguna duda sobre lo sucedido con el proyecto de los burros en el Desert de les Palmes. Fue una «terrible negligencia» de las personas al cargo: el ganadero y el director del parque natural.

El primero, porque «dista mucho de haber actuado de manera diligente con sus propios animales», como sería su responsabilidad, y el segundo, «por no informar en tiempo y forma sobre las graves incidencias que estaban produciéndose», que acabaron con la muerte de diez animales.

En su comparecencia de este jueves en Les Corts, Mollà cargó de manera especial contra Juan Lebrián, el propietario de los asnos, por quien dijo que «no pondría la mano en el fuego».

Recordó que, según la documentación que maneja la Conselleria, fue él quien solicitó hasta en dos ocasiones poder llevar a los burros a las parcelas donde se desarrolló el fallido proyecto de prevención de incendios forestales. Le reprochó no haberles dispensado la atención adecuada, dado que «en ningún momento requirió de asistencia veterinaria, como él mismo ha reconocido», aunque los animales se estaban muriendo.

Imagen del propietario de los burros, Juan Lebrián, en su finca del Grau de Castelló. Frank Palace

Hay 7 burros desaparecidos

Por si esas evidencias no fueran suficientes, la consellera ofreció un dato que hasta ahora no había trascendido públicamente. De los animales que volvieron a su parcela desde el Desert, «siete han desaparecido» y, pese a haber sido requerido para que dé explicaciones al respecto, el ganadero «todavía no ha contestado». Tampoco ha detallado la procedencia de otros animales que están ahora en su propiedad «y no tienen chip», lo que incumpliría la normativa.

Imagen de uno de los burros muertos en el Desert (i) y cómo fue encontrado el cadáver días después Mediterráneo

El desconocimiento

La oposición acusó a Mollà de querer eludir su propia responsabilidad al derivarla íntegramente al ganadero y a los funcionarios implicados, a los que se les ha abierto expediente disciplinario porque, según remarcó la titular del área, «no han cometido un error, sino una negligencia».

Desde Ciudadanos, PP y Vox insistieron en pedir su dimisión, pero ella se defendió con el argumento que ya esgrimió cuando salió a la luz esta polémica. Ni ella ni su gabinete tuvieron conocimiento de lo que estaba sucediendo hasta que ya habían muerto los 10 burros, por lo que no pudieron hacer nada por evitarlo.