La Associació Genets i Carreters de la Vall d'Uixó ha recuperado este año lo que ya se ha convertido en una tradición por estas fechas, la Baixà del pi, como antesala a la celebración de la fiesta de Sant Antoni que, por el momento, no está asegura en su formato habitual, a pesar de estos preparativos.

Tal y como marca la costumbre que estableció esta misma entidad hace 10 años, un par de enganches tirados por hasta cinco caballos y un dos carros han recorrido el itinerario establecido entre la antigua fábrica de calzados de Canós, en lo más alto del barrio Carbonaire, hasta la plaça de l'Assumpció, en pleno centro de la ciudad. Aunque hace una década que organizaron por primera vez este acto simbólico, la de hoy ha sido la 9ª edición, porque en el 2021 no llegó a celebrarse por la incidencia de la pandemia y las restricciones establecidas para la convocatoria de actos populares con concentración de público.

La llegada de la comitiva a las calles más estrechas genera gran espectación. MÒNICA MIRA

Explica Vicent Callau Ventura, presidente de Genets i Carreters, que este año «hemos recuperado la ilusión» y han vuelto a acudir a la cita. Detalla que la elección de los árboles se realiza con mucho tiempo de antelación. Antes de decidir los que van a talarse --han sido tres-- se acude con los agentes medioambientales y el permiso del propietario de la finca donde están plantados, para realizar una selección adecuada, que deberá ser autorizada por la Generalitat. Cumplido ese trámite, todo estaba listo para que de buena mañana de una jornada como la de hoy, los carreteros acudan a la parcela en cuestión para proceder a la tala.

Uno de los dos carros que han participado en la 'Baixà del pi' de la Vall. MÒNICA MIRA

Desde el Carbonaire hasta la Asunción, el recorrido de la particular caravana ha tenido que sortear algunos obstáculos, en especial el que suponen las calles más estrechas, lo que ha despertado espectación entre las personas que han acudido a contemplar el paso de los animales y los pinos, al ritmo que marcaban un tabal i una dolçaina, que han encabezado la comitiva en la que han participado también representantes municipales, entre los que estaba la alcaldesa, Tania Baños.

El punto de partida de la 'Baixà del pi' está en el barrio Carbonaire. MÒNICA MIRA

Ya en su destino, se han encargado de plantar el pino y dejarlo todo listo frente a un gran interrogante, si la incidencia de contagios por el covid-19 permitirá celebrar el pasacalle de bendición de los animales con el que se completa esta festividad.

Según Vicent Callau, si fuera un año normal, ese pasacalle tendría lugar el próximo sábado 15 de febrero, pero para ganar tiempo y con la esperanza de que la situación sanitaria mejora durante las próximas semanas, han decidido posponer la convocatoria hasta el sábado siguiente, día 22. Será entonces cuando se decidirá si Sant Antoni tendrá o no su culminación habitual.