Desde hace semanas un grupo de okupas ha quebrado la Paz del centro de Benicàssim, como viene contando Mediterráneo. Ya se han introducido en siete de las once viviendas de un edificio ubicado en la plaza de los Dolores (concretamente, en la calle Bad Salzdetfurth) y que pertenecen al banco malo (la Sareb). Los vecinos se quejan de los ruidos y las amenazas de los okupas, que se habrían enganchado ilegalmente a la luz y habrían robado también el contador de agua a una vecina, según explican testigos a este diario.

Sin embargo, las necesidades que podrían a priori atribuirse a aquellas personas que no ven otra salida a la ocupación parecen distar bastante de las circunstancias que viven los ciudadanos de origen peruano que se han introducido en dicho bloque. Y es que, según ha podido saber este diario, algunos de los residentes irregulares en el inmueble de Bad Salzdetfurth llevan teléfonos tan exclusivos como el iPhone 12 Pro (valorado en unos mil euros), conducen un Peugeot 3.008 --un vehículo de alta gama próximo a los 30.000 euros-- y pagan pequeñas consumiciones en bares del municipio, tales como un zumo o un refresco, con billetes de 50 euros.

Además, como ya informara este rotativo días atrás, los moradores de la finca del banco malo han llevado a los pisos televisores de plasma y mobiliario variado en furgonetas de mudanza.

Un hombre accede al edificio okupado con una bicicleta bastante nueva. GABRIEL UTIEL BLANCO

«No pasan penurias»

Todos estos comportamientos parecen no casar demasiado con los que se les presumen a quienes no pagan un alquiler o una hipoteca de una vivienda por sus dificultades económicas. «No dan la pinta de pasar penurias precisamente», indicaron vecinos consultados por este diario, preocupados por el deterioro del barrio desde que los okupas tomaran la finca después de las navidades.

«Esta ha sido siempre una zona muy tranquila, pero en los últimos días ha venido ya varias veces la Policía Local, la Guardia Civil y también Iberdrola porque se detectaron problemas en los cuadros de luces. El ambiente está enrarecido y hay más tensión de la habitual», explicó otra afectada.

Rodeado de negocios

El edificio en cuestión se encuentra, además, rodeado por distintos negocios de hostelería, así como por una clínica dental y una juguetería. «Un día una clienta nuestra se encaró con los okupas porque había sufrido en sus propias carnes la ocupación de una casa de su propiedad y los llamó sinvergüenzas. Tuvimos que pedirle que no caldeara más los ánimos porque no queremos tener problemas con ellos», indicaron desde una de las empresas más próximas a la finca.

«A nadie le gusta que esto pase en su barrio porque lo degrada. Esta es una zona muy frecuentada por turistas y los posibles altercados que haya perjudican tanto a los negocios, como al valor de las viviendas», incidió un camarero en conversaciones con este periódico mientras un buen número de visitantes de origen inglés y alemán y edad avanzada almorzaban el jueves al sol en la plaza.

Robos e incendio

Desde que estas personas llegaron al bloque, tras las fiestas navideñas, se han registrado hechos tan sospechosos como robos en trasteros de fincas cercanas y un incendio que requirió el desalojo de un centenar de personas, sucesos que están bajo la investigación de la Guardia Civil. «Su presencia nos hace estar en alerta por lo que pueda suceder», señaló una residente en la misma calle, mientras otra puntualizó: «No salen demasiado de las casas, supongo que por miedo a que les impidan entrar».