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INVESTIGACIÓN

¿Son los okupas de Benicàssim víctimas de mafias o 'jetas'?

Descubre cuáles son las sospechas de la Guardia Civil

Imagen de la finca tomada por okupas, sita en la plaza de los Dolores de Benicàssim.

La Guardia Civil descarta que detrás del edificio ocupado de la calle Bad Salzdetfurth haya una mafia que se haya aprovechado de las circunstancias de los okupas para cobrarles elevadas cantidades en concepto de un supuesto alquiler. Aunque vecinos de la zona aseguraron días atrás en conversaciones con este diario que los residente ilegales podrían haber pagado entre 250 y 1.000 euros por entrar a vivir en los inmuebles del banco malo, fuentes cercanas a la investigación afirman que estos son el tipo de argumentos que emplean muchos okupas para «victimizarse» y ofrecer una imagen suavizada de cara a la sociedad.

Sin embargo, según ha podido saber este diario, no hay ningún indicio en este caso concreto de que una supuesta mafia haya extorsionado a estas familias con el cobro de importantes sumas tras haberles facilitado la entrada a los pisos.

«Cuando viene la policía saben cómo actuar y colocan a los niños en primera fila», apuntan los testigos.

Contexto del malestar

Desde hace semanas un grupo de okupas ha quebrado la Paz del centro de Benicàssim, como viene contando Mediterráneo. Ya se han introducido en siete de las once viviendas de un edificio ubicado en la plaza de los Dolores (concretamente, en la calle Bad Salzdetfurth) y que pertenecen al banco malo (la Sareb). Los vecinos se quejan de los ruidos y las amenazas de los okupas, que se habrían enganchado ilegalmente a la luz y habrían robado también el contador de agua a una vecina, según explican testigos a este diario.

Sin embargo, las necesidades que podrían a priori atribuirse a aquellas personas que no ven otra salida a la ocupación parecen distar bastante de las circunstancias que viven los ciudadanos de origen peruano que se han introducido en dicho bloque. Y es que, según ha podido saber este diario, algunos de los residentes irregulares en el inmueble de Bad Salzdetfurth llevan teléfonos tan exclusivos como el iPhone 12 Pro (valorado en unos mil euros), conducen un Peugeot 3.008 --un vehículo de alta gama próximo a los 30.000 euros-- y pagan pequeñas consumiciones en bares del municipio, tales como un zumo o un refresco, con billetes de 50 euros.

Además, como ya informara este rotativo días atrás, los moradores de la finca del banco malo han llevado a los pisos televisores de plasma y mobiliario variado en furgonetas de mudanza.

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