Los vecinos de Nules llevan toda la pandemia sin entrar en el Teatro Alcázar. Primero por las estrictas restricciones impuestas en el inicio de la crisis sanitaria y después por las obras de reforma de este edificio cultural, que se han alargado más de lo previsto. Pero esa larga pausa llega a su fin este domingo, cuando el Ayuntamiento inaugura una programación que se extenderá hasta mayo.

La concejala de Cultura, María José Esteban, dio este miércoles a conocer el cartel de citas junto al actor de Nules Jordi Ballester, a quien le dedican un fin de semana, en concreto el último de febrero, cuando representará dos de las obras con las que el intérprete está de gira: El Método Grönholm e Icària.

El protagonista avanzó que «se trata de dos comedias muy divertidas con las que se quiere que el público pueda evadirse y disfrutar. Después de la pandemia del covid-19, es lo que la gente necesita».

Diversidad de géneros

La apuesta municipal llega cargada de diversidad de géneros y espectáculos. El estreno será el día 20 de febrero, con el concierto de clausura del II Curso de Dirección Musical, a cargo de la Asociación Musical Artística Nulense.

También musical será el acto previsto para abrir el mes siguiente, con la visita de la Schola Cantorum, que presentará la zarzuela Los Claveles, en un marzo que tendrá otra oportunidad de disfrutar del género, pues el grupo Música Viva llevará a escena la Gran antología de la zarzuela el día 12. Previamente, el día 6, se llevará a escena el espectáculo Los divos del futuro. Para un público infantil, el día 11 se presenta La burbuja de Julia.

En abril habrá una matinal de ballet y danza, y El Cascanueces, mientras que en mayo, Nules estrenará su primera Nit de l’Art, que combinará actuaciones al aire libre. En el teatro actuará la compañía Teatre Micalet y se podrá ver el musical El aprendiz de brujo. También prevén recuperar el Memorial Tárrega Fortea y el concierto de primavera de la banda. 

Una reforma relevante, aunque sin cambios en la imagen de la platea

Cuando el público acceda por primera vez a la platea del Teatro Alcázar tras la reforma que se ha llevado a cabo, a primera vista, no observará un cambio sustancial en su aspecto. Y es que la actuación no consistía en una reforma de alguno de sus elementos, sino en la solución de problemas serios que podían amenazar su conservación, como son las termitas y las filtraciones de agua de lluvia.

La concejala de Cultura, María José Esteban, ya recordó en su día que esta infraestructura cultural no era objeto de una intervención de mantenimiento de esta envergadura «desde hacía años», por lo que la mejora era indispensable para garantizar su correcta conservación.

Con un presupuesto final de 75.000 euros, el gobierno local se vio con problemas para ejecutar en tiempo y forma el proyecto, porque «la oposición tumbó en pleno» la propuesta que plantearon para destinar parte del remanente de tesorería.