Los primeros sorprendidos por el anuncio del cierre de la planta que la multinacional Nordex Windpower tiene en la Vall d'Uixó fueron sus trabajadores. La empresa notificó su determinación de cesar la actividad y despedir a todos sus empleados, a pesar de las negociaciones que previamente han mantenido autoridades autonómicas y estatales para evitar este desenlace, como confirmó la alcaldesa de la ciudad, Tania Baños.
La postura de la fabricante de aerogeneradores es irreversible, a tenor de lo informado hasta el momento, pero los afectados no están dispuestos a aceptar sin más una conclusión que no comprenden. Aseguran que trabajan para una empresa «que fabrica molinos de viento para hacer energía eólica, un sector en auge» y a su vez «muy subvencionado por los gobiernos». A pesar de ello, según denuncian, «los 94 trabajadores vamos a ser despedidos para ahorrar costes y mandar la producción a India, China y Brasil». Lamentan que «solo somos números en la calculadora de un millonario sin alma ni corazón».
Pero no solo exponen su situación personal y a la que se verán abocadas sus familias. También advierten que el cierre va a afectar de forma directa a «las empresas de logística, servicios, restaurantes y proveedores que van a dejar de trabajar» como consecuencia del cese de esta actividad.
Recogida de firmas
Para visibilizar su situación y sumar apoyos populares, en los que confían para hacer presión y lograr que Nordex se replantee su postura, han iniciado una campaña de recogida de firmas en la plataforma change.org, que en menos de un día ha superado ya las 1.600.
Tal y como ha anunciado Mediterráneo, la alcaldesa de la Vall d'Uixó va a reunirse con representantes del comité de empresa este lunes. La intención, además de mostrarles su respaldo a sus reivindicaciones, es trasladarle su intención de realizar las gestiones y esfuerzos que estén en su mano para dar una salida a los despidos.
