Hace unas semanas ni sabía que existía Torrechiva. Ni ponía en el mapa a Castellón. Ni tenía por qué hacerlo. Por desgracia, el abyecto drama de la guerra ha obligado a Kira, una niña ucraniana de tan solo 8 años, a abandonar su casa, su vida, sus amigos y despedirse de su padre porque tiene que quedarse batallando en el conflicto contra Rusia.
Kira vivía con su familia en Bucha, una ciudad de 28.000 habitantes al noroeste de Kiev, asolada ahora mismo por la destrucción y el caos. Como lamentablemente han tenido que sufrir otros muchos hogares de este país del Este, la joven ha tenido que pasar encerrada en un sótano las últimas semanas junto a su madre, sus dos hermanos y su abuela para estar a salvo de la ocupación rusa.
Odisea por carretera
Tras innumerables gestiones y trámites que ha realizado la oenegé Mensajeros de la Paz, un bus pudo recoger el lunes por la mañana en la frontera polaca a Kira y su familia, además de otra decena de compatriotas suyos, para proporcionarle un hogar seguro y estable, lejos de aquella continua pesadilla. Una nueva vida, en definitiva.
Tras recorrer más de 3.400 kilómetros por carretera, el martes por la noche el autocar entró en España y, tras hacer noche en la Jonquera (Girona), este miércoles Kira ha conocido la que será su casa a lo largo de los próximos meses: el macroalbergue de Torrechiva que pertenece a la Comunidad de Emaús.
Entereza encomiable
Llegaron al pueblo sobre las 15.30 de la tarde y, nada más acabar de dejar la mochila que traía consigo en su habitación y comer unos ricos espaguetis a la boloñesa que le habían preparado los voluntarios de este pequeño pueblo del Alto Mijares, esta joven, con una entereza y valentías dignas de encomio, sale acompañada por el Padre José (quien gestiona el albergue y se encarga de distribuir a las personas ucranianas que consigue traer la oenegé Mensajeros de la Paz por diferentes casas y pueblos de Castellón) y la intérprete para atender a los medios de comunicación que habían acudido al pueblo para contar la llegada de estos nuevos vecinos.
"Soy Kira y tengo 8 años"
"Mi padre me ha dicho que vamos a estar bien, que él se cuidará mucho y que volveremos a vernos muy pronto en Ucrania"
La joven, de la mano de la traductora, se presenta: "Soy Kira y tengo 8 años", cuenta en ucraniano. Aunque se muestra "ilusionada" por venir a España al verse obligados a salir de su país a la fuerza (es uno de los mensajes que el Padre José cuenta que más le trasladaban los niños desde el autobús), Kira evidentemente no olvida de quién ha tenido que dejar atrás para llegar hasta aquí. "Mi padre me ha dicho que vamos a estar bien, que él se cuidará mucho y que volveremos a vernos muy pronto en Ucrania", cuenta, dejando claro que va a ser un hasta luego y no un adiós.
La historia de esta joven, instalada ya en Torrechiva junto a su madre, sus dos hermanos y su abuela, es solo un ejemplo del terrible drama que han tenido que vivir por culpa de la guerra. En el albergue del pueblo recibirán todo el cariño y las facilidades para empezar una nueva vida. Serán en total 50 los refugiados ucranianos que convivirán en este gran complejo, en el que la gran esperanza es que puedan volver lo más pronto posible a sus casas.