8.600 kilómetros. Es la distancia aproximada entre El Salvador y España que recorrió Miguel López, de 32 años, junto a su familia en busca de una vida más segura y tranquila para sus hijos. «Salimos de mi país por los problemas de seguridad que existen, en muchas zonas de allí la vida no vale nada; yo me crié en ese ambiente y no quería que mis hijos pasaran por eso», asegura. Así que hizo las maletas y puso rumbo a España, junto a su mujer, que venía embarazada de 6 meses cuando aterrizaron en nuestro país, y su hijo de 3 años.

Su primera parada fue Castelló y, tras unos meses en Sevilla, regresaron a la provincia, concretamente a la Torre d’en Doménec, donde contribuyeron a reabrir el colegio, tras 8 años cerrado, y otro de los servicios indispensables para la vida social en un pueblo: el bar.

Junto a su mujer, Ingrid, de 28 años; y sus hijos, que en la actualidad cuentan con 5 y 2 años, forma una de las 13 familias inscritas en el programa Reviu. Se trata del plan que la Generalitat, a través de la Agenda Valenciana Antidespoblament (Avant) y la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, lanzó para que parejas, principalmente con hijos en edad de escolarización, se instalen en municipios con peligro de perder habitantes de la Comunitat Valenciana, con el objetivo de blindar servicios como los colegios y mantener negocios que se pierden por falta de relevo generacional, tales como bares, hornos y albergues.

Su primer destino en España fue la capital de la Plana. «Teníamos unos conocidos que estaban viviendo allí, pero no logré trabajo, así que nos mudamos a Sevilla, donde estuvimos un año y pico. Nos volvimos cuando, a través de las redes sociales, conocimos de la existencia de este programa, así que cuando salió la oportunidad nos inscribimos, ya que la idea de vivir en esta zona nos gustaba mucho, sobre todo por la tranquilidad de vivir en un pueblo, porque los niños tienen mucha más libertad y existe una tranquilidad que no se encuentra en una ciudad grande», explica. Su cometido en la Torre d’en Doménec, un municipio de la Plana Alta de unos 160 habitantes, «era que abriera el colegio», cerrado desde hacía unos 8 años.

"La idea de vivir en esta zona nos gustaba mucho, sobre todo por la tranquilidad de vivir en un pueblo, porque los niños tienen mucha más libertad y existe una tranquilidad que no se encuentra en una ciudad grande"

Miguel López - Reside junto a su familia en la Torre d'en Doménec a través del programa Reviu

El Ayuntamiento de la Torre lanzó un SOS para lograrlo en marzo del año pasado y, con el fin de atraer candidatos, ofreció a las familias interesadas casa y trabajo: gestionar el bar, ya que no contaban con este servicio desde enero. Tras pasar la selección por parte de los técnicos de Avant, Miguel, Ingrid y sus dos hijos, Mateo y Lucas llegaron a la Torre con esta finalidad. Junto a ellos, una tía suya, Silvia; y su hijo, Melvin, que tiene 11 años.  

El matrimonio y la tía de Miguel se pusieron al frente del bar de la Torre d'en Doménec.

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El matrimonio y la tía de Miguel se pusieron al frente del bar. «Tenía experiencia en el área de la hostelería y, además, hice varios cursos para formarme más: de camarero, de manipulador de alimentos... Mi tía también había trabajado en mi país en hoteles», indica. «La Torre es pequeño, en invierno hay pocos habitantes y el bar no da para todo, ya que somos 6 en casa, pero aparte, yo hago otras cosas en el pueblo: si se necesita podar un árbol o tareas de mantenimiento, lo que sea necesario para vivir aquí», concluye.