De traficante internacional a cura en un pueblo. Podría ser el hilo argumental de una nueva serie de Netflix o HBO. Y sería basada en hechos reales. Matteo Bordignon, de 43 años, es el nuevo párroco de Els Ports, en concreto de seis municipios: Cinctorres, Forcall, la Mata, la Todolella, Olocau del Rey y Portell. 

Con casa en Morella, su llegada está siendo muy comentada a medida que se conoce su historia vital, marcada por un cambio radical y revolucionario, que le llevó de un pasado de tinieblas a enseñar la palabra de Dios. 

La anterior etapa de Bordignon, protagonizada por las drogas y la delincuencia, se revela a través de una entrevista que puede verse en YouTube, en el canal Ayuda Silenciosa.

«Explico este testimonio para hacer visible que los cambios en la vida son posibles y dar testimonio de la obra de Dios, lejos del morbo por las actividades del pasado», relata el ahora sacerdote, quien recuerda sus vivencias entre los vecinos sin esconder sus antiguos pasos. 

Una etapa que tacha de «tenebrosa» y duró 16 años, en los que resume que se dedicó al tráfico de drogas en Europa, Asia y África. Rememora que experimentó con todo tipo de sustancias, «porros, vitaminas, éxtasis o tripis». De sus orígenes en Treviso (Italia) cuenta que, a los 10 años, su sueño era «vivir como traficante», y cuenta que su padre «tenía simpatía por las Brigadas Rojas». 

El aviso de un chamán 

Durante 16 años, se dedicó al tráfico de drogas en Europa, Asia y África, donde experimentó con todo tipo de sustancias, «porros, vitaminas, éxtasis o tripis»

Su giro copernicano personal empezó en Sierra Leona: «Comerciaba con diamantes, estaba en una pequeña aldea y el chamán, durante un ritual, me dijo que no tenía alma. Aquella frase me marcó». De regreso a Europa, fue consciente de que había tocado fondo y, «por primera vez, pedí ayuda y mi familia, que consiguió sacarme de aquella espiral». 

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La historia del cura exnarcotraficante de Els Ports, en imágenes Javier Ortí

Además de su familia, fue clave la llamada Comunidad del Cenáculo. Esta organización religiosa fue en la que entró Matteo y donde «se obró el milagro», para romper definitivamente con su pasado. A partir de ahí, la autoexigencia, el trabajo y la oración lo llevaron en un largo proceso que comenzó en 2006 y se ha extendido hasta 2021, cuando fue ordenado sacerdote en Tortosa. Previamente, estuvo de misionero en distintos puntos como Bosnia y Francia. Uno de sus destinos fue Tarragona, donde decidió hacerse cura. 

«Un compañero de la comunidad me enfatizó que tenía que entrar en el seminario. Tuve la certeza, aunque iba contra toda lógica, que era el camino que debía emprender», afirma sobre su consagración definitiva a Dios. 

Bordignon, en Morella, con el párroco local, José Ángel Pitarch, y vecinos. Javier Ortí

Su llegada a Morella 

Llegó a traficar con diamantes en Sierra Leona, donde Matteo tocó fondo e inició un nuevo rumbo de vida

En marzo del 2021 fue ordenado diácono y el 25 de septiembre como sacerdote, por el obispo de Tortosa, Enrique Benavent. Unos días después, el 8 de octubre, se hizo público que Bordignon era el nuevo vicario de Morella y cura de seis parroquias de Els Ports.

Tras su nombramiento y desembarco en la comarca, se va integrando, poco a poco, en la rutina. Tras pasar su primer invierno, ya conoce los rigores del frío y va familiarizándose con las carreteras sinuosas que recorre a diario para trasladarse a las iglesias que gestiona. «Estoy feliz. Noto el afecto de los vecinos, aquí tienen una vida religiosa y cultural muy rica y participamos de muchas actividades», manifiesta. 

Bordignon posa en los porches de Morella. Javier Ortí

El párroco también subraya su «autoexigencia». «Quiero hacer bien mi trabajo. Son mis primeras parroquias y me gusta llegar a la gente a través de mi vocación sacerdotal», añade. 

La predisposición del mosén es total y destaca su «intensa» agenda de iniciativas: «Tenemos una catequesis para niños que se preparan para la Comunión y de poscomunión». Matteo prefiere hablar del presente, aunque no tiene tapujos a la hora de admitir su pasado. «Sé que el vídeo ha circulado. En principio pensé que podía crear algún perjuicio o sorpresa, pero nada más lejos de la realidad, me siento querido. La gente valora la transparencia y después también se abren para hablar de los temas que sea necesario», concluye.