Han tenido que pasar 80 años para que Vistabella vuelva a escuchar el particular sonido de sus campanas desde lo alto del campanario de la iglesia parroquial. Ocho décadas, casi un siglo de silencio, de olvido de un forma de comunicación ancestral que tanto ha significado en la historia de todos y cada uno de los municipios de este país.
Y que este hecho histórico haya podido producirse no es casual, es consecuencia de un movimiento y una inquietud compartida en la Comunitat Valenciana en el escenario de la recuperación del toque manual de campanas. Como explican quienes se han implicado en el proyecto La veu oblidada, «se debe a una labor que en su mayoría han venido revitalizando desde finales del siglo XX los numerosos grupos y asociaciones de campaneros, siendo uno de los modelos pioneros en este sentido el de la asociación cultural Amigos de las Campanas de Segorbe». Precisamente, la catedral de la capital del Alto Palancia es uno de los templos que «mantiene vivos sus toques tradicionales».
Lo sucedido ayer en Vistabella forma para de un proyecto de recuperación del patrimonio inmaterial sonoro, que persigue el propósito de «revitalizar, normalizar e integrar el sonido de las campanas» en la vida cotidiana, «y así devolver este antiguo código de mensajes que desde antiguo formó parte de la cultura y forma de ser de las gentes de Vistabella», defienden los impulsores.
Esta es una iniciativa impulsada por Juanma Gavara, Pablo Solsona y Josep Jordà, que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento. Lo que plantearon en el 2021 fue «una programación en distintas fases, partiendo de una labor prácticamente arqueológica y muy interpretativa en base a testimonios vivos locales y referentes de otros toques existentes en localidades que por sus características territoriales y aspectos culturales podrían establer paralelismos».
En las fiestas de agosto
La primera experiencia de La Veu Oblidada se vivió en las fiestas de agosto de Vistabella, cuando ya se realizaron una serie de repiques tradicionales, y una visita guiada. Más de 100 personas pudieron ver de cerca sus campanas y el interior de la torre que las sustenta desde su origen.
La segunda parte, la más significativa, tuvo lugar ayer. Las cuatro campanas empezaron a sonar a las nueve de la mañana «después de un largo letargo de más de 80 años sin voltear», inciden los campaneros. Un hecho que ha sido posible tras la restauración de los cuatro instrumentos por parte de distintas empresas y el Ayuntamiento. Gracias a esta acción y al compromiso adquirido por los defensores de este proyecto, Vistabella escuchó los repiques de misa mayor y distintos volteos, interpretados por los impulsores e integrantes de la Asociación Cultural Campaners del Comtat.
