Satine hizo historia con Nubarrón, aquel toro de Partido de Resina que protagonizó uno de los capítulos más mediáticos que se recuerdan en la memoria de los bous al carrer. Durante toda la temporada 2019 no paraba de hablarse de ese toro guapo entre los guapos, como así se los conoce a los pablorromeros. Y la expectación generada desbordó todas las previsiones, cuando en septiembre Burriana se llenó hasta la bandera para ver al toro del que Satine se enamoró cual flechazo desde la primera vez que lo vio. Un impacto jamás visto. 

Con la reanudación de las fiestas populares, la historia continúa y tras el obligado parón pandémico, Satine sigue en su empeño de agigantar esa leyenda de apostar por grandes eventos, tarea nada fácil después del elevado listón que puso Nubarrón. Pero lo va a conseguir con creces, pues de nuevo su apuesta es a caballo ganador al elegir la ganadería con más leyenda de toda la cabaña brava: Miura.  

El toro de Miura tiene unas hechuras que cautivan. J.J. Diago

Zahonero, número 72 y guarismo 6, elegido y presentado para las fiestas del año pasado suspendidas por la pandemia, es el toro que Satine quiere mantener para este 2022 y que se podrá ver en la plaza Mayor en las fiestas de la Misericordia de Burriana, la primera semana de septiembre. Es un ejemplar que tiene todos los máximos cuidados y, según el ganadero, sobrepasa los 600 kilos

Con todo, es una de las joyas del campo bravo, pues pocos hay tan serios y con ese volumen que es característico de los miuras. Un tamaño que no está reñido con sus hechuras que, en esta ocasión, embastan una figura armoniosa, alejada de esos astados miureños altos y zancudos que evocan viejas estampas del pasado. A este se le ve la penca del rabo y eso es seña de ser un toro bajo, hecho cuesta abajo, que es condición morfológica que favorece la embestida y la entrega humillada, sobre todo si además tiene cuello. Y Zahonero lo tiene. 

Rafa Arribas, de la firma Satine, junto a los ganaderos de Miura en la finca sevillana. Mediterráneo

Como también tiene morrillo prominente, que no es característica de los miuras. Pero es que a este toro, lo mires por donde lo mires, hay remate, lustre y mucho músculo. Una belleza que enamora y que impone a la vez, con esas dos pavorosas espabiladeras que lleva por pitones. Acapachado de cuerna, este galán es digno de una plaza de primera. Como apunta su criador, Antonio Miura, de no haber sido elegido por Satine, seguramente se hubiera lidiado en los sanfermines de Pamplona o Las Ventas en San Isidro

De una gran reata

Satine permanece fiel a esa máxima de reseñar un toro que sea «exclusivo» para una fecha emblemática y que ya está a punto de consolidarse como una cita ineludible en el calendario de los bous al carrer. Y Zahonero es un toro único, «cuidado entre algodones», con buena alimentación, mucho ejercicio y apartado con dos erales. Un trapío digno de la mejor plaza del mundo, pero cuyas buenas hechuras ponen en valor el gusto de su comprador. 

Si el fenotipo augura buenas expectativas, también la reata ayuda a ser más optimista. Y en este caso, la familia de Zahonero invita a ello. Y es que un hermano suyo, del mismo nombre, acaparó todos los premios en la Feria de San Isidro 2014 de Las Ventas, en Madrid, que es algo así como ganar la Champions League. 

Embistió como un tren a la muleta del valiente Javier Castaño y su bravura puso de acuerdo a la afición más exigente del mundo. ¿Convencerá este Zahonero de Satine a la afición de bous al carrer? De momento, ya ha cautivado su belleza. Un amor a primera vista combina leyenda, trapío, belleza y miedo… Miura agiganta así su historia con Burriana, el pueblo que supuso la puesta de largo de la divisa de Zahariche en las calles valencianas.