Poco después de la salida del sol empezó a verse movimiento en Nules. Decenas de carros y caballos acudían al punto de encuentro con peñas y quintas que, a primera hora del lunes, se citaron en la plaza Mayor desde donde partió la colorida y motivada comitiva. Era el día de Sant Vicent, y la ciudad estaba lista para recuperar una de sus celebraciones más multitudinarias, el pasacalle.
Al frente de la organización, la Quinta del 95, que ha tenido que esperar dos años para vivir uno de los días que contribuyen a guardar un mejor recuerdo el paso del tiempo. En cada quinta, grupos de personas que, a priori, solo comparten que nacieron el mismo año y que se encargan de la fiesta en el 25° aniversario del año en el que los hombres hicieron el servicio militar, aunque eso ya queda lejos y la tradición se ha ido adaptando a los nuevos tiempos. Hombres y mujeres, sin distinción, se agrupan en esa conmemoración bajo la advocación de Sant Vicent.
Evento religioso
La procesión religiosa cerró la agenda y, tras este acto, la Quinta del 95 pasó el relevo a la del 96, en un día que transcurrió sin incidencias, salvo una bastante llamativa: por la mañana, mientras todos estaban en el pasacalle, se produjo un incendio accidental en el dosel del patrón que extinguió con presteza la Policía local.