Son muchos los autores y cineastas de ciencia ficción que han fantaseado con la posibilidad de regresar al pasado y conocer cómo vivían los ancestros en épocas anteriores. Vilafamés es una privilegiada ya que tiene en su poder una máquina del tiempo que le permite viajar, por unos días, más de 100 años atrás gracias a la Mostra 1900, un evento único en el que vecinos de la localidad recrean antiguas costumbres y oficios que, tras dos años de espera, ha regresado con más fuerza que nunca.

En la jornada inaugural no ha faltado el pregonero que, con solemnidad, ha marcado el inicio oficial del evento, acompañado, entre otros, del alcalde, Abel Ibáñez, una representación de la corporación municipal y otras entidades de la provincia. Más de 200 residentes en la localidad han unido sus fuerzas para crear las 40 escenas tradicionales poniendo todo su empeño e incluso abriendo al público sus casas en un sentido homenaje a la historia pasada y a sus raíces. La primera parada del itinerario arranca desde los lavaderos municipales, un emplazamiento que en el pasado era el centro de charlas y encuentros y que, en esta ocasión, es el lugar donde poder observar como es el proceso de fabricación de jabón casero.

Pero la inmersión al pasado no acaba ahí ya que a medida que los asistentes se adentran en las intrincadas calles se topan con el barbero, el velatorio, la escuela o la posibilidad de disfrutar del rico patrimonio arquitectónico y religioso del que goza este pueblo catalogado como uno de los más bonitos de España. Es posible que el intenso recorrido deje al viajero exhausto y por eso los vilafamesinos no han querido olvidar la vertiente gastronómica de la cita con diversos puestos donde reponer fuerzas y degustar buñuelos, figues albardaes y otras delicias.

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Vive en imágenes la 'Mostra 1900' de Vilafamés R. D. M.

Risas y mucha música

La música también muy presente en el acontecimiento con la Volta dels Quintos que, partiendo desde la Casa de la Música, salieron a rondar por el casco antiguo armados con sus guitarras e instrumentos y amenizar con composiciones guardadas desde el siglo pasado. Uno de los momentos más esperados fue la dramatización de los toreros, que arrancó las risas de los más pequeños. El planet de la iglesia se transformó en una singular plaza de toros en la que el matador tuvo un pequeño incidente, pero un agente de la guardia civil estaba en la zona para mantener el orden vecinal.

El particular regreso al pasado de Vilafamés seguirá durante toda la jornada de mañana con un sinfín de actividades infantiles, bailes tradicionales, dramatizaciones, productos únicos, cultura y además del ajetreo callejero, el templo parroquial acoge una la exposición de ornamentos sagrados, tejidos y pintura de los siglos XVI al XX dignos de ver.