Para algunos es la lectura, para otros el deporte, las series o viajar, la pasión de Richard es otra bien distinta, más arriesgada, pero sin duda espectacular. Hablamos de los ‘bous al carrer’. Casi desde que tiene uso de razón, este vecino del Grupo Fátima de Almassora de 33 años recién cumplidos ha disfrutado con los quiebros y recortes a los toros por calles y plazas de la geografía española: “Es lo que he mamado de niño. Primero en el barrio, después en Almassora, el Grau y diferentes pueblos de Castellón. Ahora ya he ido por media España, desde Navarra a Madrid, pasando por Guadalajara, Albacete… En todos los pueblos donde he ido a disfrutar con el ‘bou al carrer’ me he sentido como en casa”.

Tener una afición como esta podría haberle mantenido en el anonimato de forma indefinida, pero es que esta semana su acción dio la vuelta al mundo del toreo. Ni corto ni perezoso, cogió una silla de plástico, la plantó ante el cajón del toro ‘Panameño’, que cuando salió fue directo a por Richard y su silla. Raro es quien no ha visto aún el vídeo, sea o no taurino: “Había escuchado muchas veces de gente que lo había hecho, pero soy aficionado de toda la vida y nunca lo había visto, así que me propuse hacerlo yo. Por suerte salió bien, porque si salto antes caigo en el toro y si salto después… a saber lo que me habría hecho el toro; esos no preguntan”.

Vídeo del espectacular salto de Richard desde una silla a la salida del toro en Almassora

Vídeo del espectacular salto de Richard desde una silla a la salida del toro en Almassora

Richard reconoce que los mensajes desde esta arriesgada acción le han abrumado: “Cuando vi el móvil fue una pasada. Me felicitó gente que ni conocía”. También le felicitaron sus seres más queridos, aunque en este caso la enhorabuena llegó acompañada de una pequeña reprimenda: “Mis padres dicen que estoy loco, pero ya están acostumbrados porque llevo media vida en esto. Mi novia no sabía que iba a hacerlo y lo vio por la tele. Cuando me vio al principio me echó la bronca, pero después sí me dijo que le había gustado”.

Siendo poco más que un niño, Richard ya destacaba en els 'bous al carrer' de su pueblo, Almassora.

Con una maniobra –o suerte, como se llama en el argot-, de esta espectacularidad, podríamos pensar que Richard y sus compañeros ‘rodaores’ podrían ganarse la vida. Nada más lejos de la realidad: “Esto no da para nada. Sí es verdad que los recortadores profesionales pueden llevarse algo en los concursos, pero nosotros en la calle lo hacemos porque nos gusta, no por dinero. Al final nos conocemos todos y nos gusta probar cosas nuevas”.

Los quiebros son una de las maniobras favoritas de Richard.

Incide el ‘rodaor’ de moda en Castellón que la clave de su acción estuvo “en saltar en el momento justo”, y admite que no cree que repita: “Al final es muy arriesgado porque estos toros nunca los han lidiado, así que iba un poco a ciegas. Además como acababa de salir estaba con toda su energía y concentración. Me la jugué un poco, pero por suerte salió bien”. El miembro de la Peña Els Caragols añade al respecto que “repetir no creo que repita; me voy haciendo más mayor y hay que trabajar. Si el toro me parte las piernas o la cabeza a ver qué pasa después”.

En el año 2014 ganó el premio a la mejor parada en Almassora con esta acción. No es para menos. Hablar de sangre fría es quedarse corto.

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