Entre las primeras decisiones que tomó la alcaldesa de la Vall d’Uixó, Tania Baños, menos de 24 horas después de que un céntrico edificio abandonado sufriera el jueves un derrumbe de la cubierta, fue emitir «una orden de ejecución inmediata del apuntalamiento interior», como ha confirmado ella misma. La responsabilidad de hacerlo es de la Sareb, pues la construcción es de su propiedad.
El incidente se produjo a media tarde, como ha publicadoMediterráneo, cuando un fuerte estruendo y una nube de polvo alertaron a vecinos y autoridades de que algo había pasado en el interior de este histórico inmueble que albergó en su día la casa cuartel de la Guardia Civil y, posteriormente, dependencias municipales. En la primera inspección se confirmó que la terraza había colapsado provocando una importante caída de cascotes en la segunda planta, sin afección a la vía pública, aunque por el peligro de que pudiera agravarse el derrumbe, cortaron las calles adyacentes, desde este viernes ya reabiertas, salvo las aceras que limitan con el edificio.
A primera hora de este viernes, técnicos del departamento de Urbanismo accedieron al interior y, a partir de su análisis, empezaron a tomarse las primeras decisiones. Si bien no detectaron un riesgo inminente de ruina, sí que identificaron un acusado deterioro de las vigas metálicas que componen la estructura, de ahí que se haya ordenado el apuntalamiento «inmediato». Pero como el estado de abandono preocupa al consistorio, de forma complementaria se ha emitido «una orden de ejecución de demolición». No se dicta con carácter de urgencia «para que tengan tiempo a hacer las gestiones para proceder al derribo».
El derrumbe afecta de forma directa a la terraza hundida (unos 15m2) y al segundo piso, pero los daños han ido más allá. La amenaza de derrumbe se extiende, como consecuencia del colapso de la cubierta, al techo de la primera planta.
Baños recordó que este edificio fue vendido por el gobierno municipal de la época (del PP) en 1998 a una constructora y posteriormente acabó en manos de la Sareb. Para la alcaldesa, esta situación «es una consecuencia clara de lo que sucede cuando se vende el patrimonio público en vez de apostar por su protección». Después de 25 años abandonado, este céntrico edificio, de acuerdo con las indicaciones municipales, tiene los días contados. Faltará por ver qué tardará el banco malo en ejecutar la orden de demolición dictada.
