Este 2022 se cumplen 90 años de esa jornada tan entrañable para los vecinos de Figueroles en la que brotó agua de la fuente de La Miloca, en medio de la plaza del pueblo, una fuente que trajo muchos progresos y alegrías al municipio. El primero de ellos fue que desde ese momento, los vecinos pudieron tener agua corriente en sus casas para beber, fregar, lavar la ropa y abastecer a sus animales sin tener que acudir a la font de la Carreraça, a orillas del río, para poder cubrir sus necesidades básicas. El segundo progreso fue poder disponer de un abrevadero en la calle l’Alcora para el uso de las caballerías y finalmente la construcción de un lavadero municipal, restaurado hace un par de años, que recogía el agua que sobraba de la fuente.
Pues bien, esa fuente que desde hace décadas ha marcado la vida de los figueroleros cumple ahora 90 años. Situada anteriormente en la plaza de la Iglesia, en el centro del municipio, ha sido siempre el núcleo de grandes celebraciones y también el lugar para inmortalizar momentos entrañables de la vida de sus habitantes. Una exposición fotográfica en la Casa de la Cultura de Figueroles, organizada por el historiador local Amadeu Porcar, recoge toda esa historia en imágenes.
Sin embargo, la histórica fuente no ha estado exenta de polémica. Como la que se inició en marzo en 1993, cuando el Ayuntamiento decidió reemplazarla por una más moderna de hierro y trasladarla a la plaza J.M. Villalonga, a la entrada del pueblo. Así lo plasmó en un verso un vecino del municipio en aquel momento: “L’Ajuntament de Figueroles ens ha llevat la font, pensant-se que ho feia bé i no ha pogut fer-lo pitjor”.
Actualmente este elemento luce como testigo silencioso de la historia, en la plaza dedicada a Villalonga, dando la bienvenida a vecinos y visitantes.
Los Villalonga y la fuente
La historia de la fuente va ligada a los Villalonga, una familia rica afincada en Figueroles desde al menos el siglo XVII. Y es que la inauguración de la fuente, el 10 de enero de 1932, contó con el apadrinamiento y el patrocinio de Ignacio Villalonga y Carmen Jáudenes. Aunque el tema del patrocinio no ha podido ser todavía demostrado, sí es verdad que una placa daba cuenta de ello. La fiesta de su inauguración fue todo un acontecimiento para el municipio y contó con la actuación de la banda de música de Tales. Hubo un castillo de fuegos artificiales y se adornó el ágora con flores, arcos y papelinas. Se celebró una misa con cuatro sacerdotes, uno de los cuales bendijo el surtidor. Como anécdota, gracias a investigaciones del vecino Alfredo Fornàs, se sabe que el coste ascendió 2.951 pesetas, entre las 1.024 pesetas del monumento y los materiales, válvulas y también azulejos.
