Tras 14 años de «lucha continua», los vecinos del PAI Torre la Sal vieron un rayo de esperanza en la reunión que mantuvieron con el Ayuntamiento a finales de febrero para poner fin al «abandono» e «insalubridad» que sufre esta zona de la Ribera de Cabanes, algo que propicia que sea «una zona de diversión y un parque de atracciones para los jabalís». Sin embargo, critican que las promesas que les anunciaron han quedado todas en agua de borrajas.
Es la opinión de la presidenta de la asociación de vecinos, Lola Melero, quien recuerda que en esa reunión se comprometieron a garantizar una mínima limpieza, mantenimiento e iluminación en la urbanización, pero tras un nuevo encuentro que tuvo lugar hace unos días, al final «nada de nada».
«El motivo que nos dio la alcaldesa, Virginia Martí, es que el Ayuntamiento no tiene presupuesto suficiente para acometer esa inversión al haberse incrementado el coste de otros proyectos... Hace tan solo cuatro meses, cuando se comprometieron a hacerlo, sí había presupuesto y ¿ahora resulta que no? No tiene sentido», lamenta la representante vecinal, que lamenta el «incumplimiento» y la «falta de seriedad» de la primera edila.
"Pagamos los mismos impuestos"
"Ya no solo aparecen de noche, sino que también hacen su agosto durante el día. Hace unos días un vecino tuvo que frenar en seco para evitar chocar con el coche contra un jabalí, algún día pasará una desgracia"
Esta nueva negativa a disponer de lo que ellos consideran «imprescindible» supone seguir con las condiciones en las que residen. Más allá de ser una reivindicación «justa» («nosotros pagamos el IBI igual que el resto de vecinos», recrimina»), implica que continuarán «totalmente a oscuras de noche» (las farolas de la avenida central del PAI no se encienden) y con una vegetación cada vez más densa y frondosa invadiendo las «abandonadas» aceras.
«Solo pedimos que contraten a dos operarios que se encarguen de la jardinería y el mantenimiento todo el año en las zonas que están recepcionadas», urge Melero.
Para la presidenta vecinal, la abundante maleza que hay cerca de las viviendas es «un nido de insalubridad y bichos» que provoca el acercamiento de jabalís, que siguen campando a sus anchas y «realizan sus camas a placer» con tanta mala hierba.
«Ya no solo aparecen de noche, sino que también hacen su agosto durante el día. Recientemente un vecino tuvo que frenar en seco para evitar chocar con el coche contra un jabalí y algún día pasará una desgracia», advierte.