¿Y si, a través de una información de Inteligencia, hay sospechas de que un grupo terrorista utiliza una fábrica como tapadera en un país del extranjero para fabricar agentes químicos de guerra que pueden ser utilizados como armas químicas? ¿Cómo actuaría el Ejército?

Ese es el punto de partida del entrenamiento que realizaron este martes 27 militares del Regimiento de Defensa Nuclear, Biológico y Químico (RDNBQ) de Paterna, perteneciente al Ejército de Tierra, en la nave industrial de Acrilatos, en Onda

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El Ejército simula un ataque químico en una fábrica de Onda David García

La instrucción, al igual que acometieron el año pasado, consistía en una simulación de un escenario de esas características en un conflicto internacional, es decir, comprobar si la empresa «da un doble uso a su infraestructura y la aprovecha para elaborar sustancias de ese tipo y verificar si hay algún producto que puede asociarse a la fabricación de químicos de guerra».

Así lo explica el capitán Jesús Igual, quien desgrana que el primer paso del operativo es «zonificar el escenario» y «establecer la estación de descontaminación del personal» que va a entrar dentro de la fábrica. Acto seguido, los equipos de reconocimiento se preparan y se enfundan los epis y las máscaras de gas para iniciar la incursión.

Un militar ayuda a otro a poner su máscara de gas, imprescindible para evitar la inhalación de gases y sustancias tóxicas. David García

Inspección muy minuciosa

El objetivo, detalla, es localizar primero los productos químicos que tiene la compañía y que aparecen en el inventario, «que son los que tienen autorizado usar», y contrastarlo con los que hay en el interior, para cerciorarse de «si hay algún precursor que está siendo utilizado para fabricar agentes químicos de guerra».

Tal como pudo comprobar Mediterráneo in situ, se trata de un trabajo técnico y muy minucioso, que consiste en ir escaneando cada rincón de la industria con un detector para corroborar que todo está en orden. Sin embargo, lógicamente no todo es tan sencillo y, en un caso real, los terroristas no son tan ingenuos y no pondrían a la vista sustancias tóxicas o que puedan servir para fabricar armas.

Por ese motivo, si, por ejemplo, para producir el sarín (un gas tóxico y mortífero que en ínfimas cantidades puede matar a una persona) hacen falta tres elementos, rastrean si en la fábrica está el tercero necesario.

Los militares inspeccionan con un detector que no hay en la fábrica ningún precursor potencialmente peligroso que no aparece en el inventario. David García

Estrés térmico y estrés psicológico

A ello hay que sumar el estrés que conlleva unas tareas de esta exigencia. Este martes porque se trataba de un ejercicio ficticio y controlado, de modo que «al estrés térmico --los epis tienen hasta seis capas de protección y dan muchísima calor--, hay que añadir el estrés psicológico, ya que no sabes qué te vas a encontrar y podría haber sustancias que nada más tocarlas o inhalarlas te pueden matar», apunta Igual.

Tras este reconocimiento exhaustivo para identificar la sustancia y señalizarla, efectúan en el laboratorio de la fábrica una toma de muestra inicial, que se extrae del escenario y envían a un laboratorio de referencia para confirmar los resultados.

En casa de localizar un agente químico de guerra, toman una primera muestra en el laboratorio de la fábrica para después extraerla de allí. David García

Después de este penúltimo capítulo del entrenamiento (llevan realizándolo 10 días), los militares se desplazaron hasta el campamento Montaña Negra, en Borriol, donde pasaron la noche y hoy finalizarán la última fase de la instrucción con la simulación de que el hipotético grupo terrorista ha almacenado allí el agente químico de guerra.

La fase de descontaminación es fundamental al acabar el ejercicio. David García

Coordinación e interoperatividad

Este entrenamiento, que realizan con carácter anual, es un ejercicio «combinado», ya que junto a los integrantes del regimiento RDNBQ, que tienen su sede habitual en el Acuartelamiento Daoiz y Velarde (Paterna), también participaron miembros de la Infantería de Marina, de la Armada. Además, en la etapa anterior a la de Onda, en Bétera, también intervino la Guardia Civil e incluso tropas llegadas de Alemania e Italia, lo que permite mejorar «la coordinación y la interoperatividad» entre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad de diferentes países.

Y es que, como defiende el capitán Igual, "la amenaza siempre está ahí, ya que la seguridad no es algo inquebrantable, sino que se puede romper en cualquier momento, de ahí la importancia del Ejército".