Desde hace cuatro meses, el Grupo de Rescate y Adopciones (GRA) de Castellón coordina la búsqueda de una perra de raza podenco que se fugó de una casa de adopción el pasado mes de marzo. Su nombre es Tanca, y lleva de cabeza a quienes se han movilizado para ponerla a salvo, después de una azarosa vida que la ha convertido en un animal muy temeroso de las personas. En este tiempo de continuos avistamientos, la única novedad significativa es saber que la perra se mueve en las inmediaciones de Soneja, donde de vez en cuando se deja ver en zonas urbanas a las afueras, pero lo de atraparla es harina de otro costal. El último problema con el que se han encontrado los rescatadores es el boicot de algunas personas, un obstáculo inesperado que los voluntarios no entienden y quieren denunciar públicamente.

El principal inconveniente para quienes quieren ayudar a la podenco es que ella no está por la labor de confiar en los seres humanos. De hecho, en marzo, tras un mes de búsqueda, realizaron un llamamiento para pedir a quienes pudieran encontrarse con ella para que no trataran de cogerla, ese gesto de buena voluntad solo la hace huir. La indicación era informar al grupo para montar un seguimiento con comida, agua y una jaula con la que atraparla.

Al principio, la movilidad de Tanca era sorprendente, llegaron avisos confirmados desde la Llosa, Azuébar, Almenara, Algimia de Alfara, la Vall d'Uixó, Quartell de les Valls y Soneja. Los más recientes apuntan a que se ha cansado de correr y se ha establecido en los alrededores de Soneja. Ante esta evidencia, atendiendo a las indicaciones de GRA, voluntarios colocaron cubos de agua y comida, «pero alguien los volcó y revolvió», de manera intencionada, nadie entiende con qué propósito. Además, los voluntarios fueron increpados por vecinos de la zona, según denuncian desde la protectora.

Una de las últimas imágenes de un avistamiento de Tanca en Soneja, en el mes de mayo. MEDITERRÁNEO

El Grupo de Rescate y Adopciones ya informó en su momento de que la perra está vacunada y lleva chip, dado que la registraron antes de llevarla a la casa en adopción. Ante esta situación, desde la agrupación señalan que «todo se hace para evitar daños a los vecinos de donde sea que esté y a la perra». Inciden en que «los voluntarios sacrifican su tiempo libre para ayudar». A quienes dificultan el rescaten les indicen que no les piden su colaboración, solo que no hagan nada y que dejen a los voluntarios realizar el seguimiento con el que esperan capturarla. Son conscientes de que el lugar en cuestión es privado, «pero dejando agua y comida no hacen daño a nadie» y «si tanto les molesta, solo habría hecho falta que lo dijeran» aunque remarcan que no es tan sencillo cercar a la perra y encontrar el lugar idóneo para ubicar la jaula de una manera efectiva.