Tras 20 años de una larga batalla, los vecinos de la Playa Casablanca de Almenara, al menos los propietarios de viviendas de primera línea, empiezan a dormir tranquilos, porque sus propiedades ya están defendidas por los ansiados espigones. Desde el inicio de los trabajos en septiembre del pasado año, diariamente muchos residentes se han acercado hasta el litoral para comprobar el transcurrir de las obras, que han contemplado la construcción de cuatro espigones y el alargamiento de los muros de escollera de la Gola de la Llosa y la Gola de Queralt.
Unos trabajos que se ha encargado de ejecutar la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Sociedad Anónima de Trabajos y Contratas y Gimecons Construcciones y Contratas SL, por un importe de 5.954.825,7 euros. Y aunque la duración inicialmente prevista de las obras de las escolleras era de 12 meses, se ha podido finalizar en solo 10. Los trabajos han sido sufragados íntegramente por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico a través de la Dirección General de la Costa y el Mar.
Nueva época
A partir de ahora, Almenara ya puede lucir de los tres kilómetros de costa, ya que durante muchos años casi la mitad estaba ocupado por un muro de defensa del paseo marítimo, que impedía tomar el baño.
Un logro en el que ha tenido un papel fundamental la Plataforma en Defensa del Litoral de Almenara, que ha estado encabezada por Cristóbal Gómez, acompañado por un grupo de personas, y que ha trabajado codo con codo con el Ayuntamiento para que los espigones hoy ya sean una realidad. «Han sido muchos años de lucha, de paciencia y de pensar que en algún momento el Gobierno de España, daría el paso para construir los espigones. No ha sido un camino fácil, pero nunca hemos desfallecido y pienso que la ejecución de este proyecto en el litoral de Almenara, ha sido un triunfo de todos, porque todos éramos conscientes de que el interés era de todos los vecinos de Almenara y de su playa, y al final la lucha ha valido la pena», explica Gómez.
Recuperar playa
Con la actuación acometida para proteger el litoral, la localidad recupera unas playas que ya disfrutan los vecinos y turistas, después de que el mar haya reculado entre 20 y 30 metros. Isabel Jiménez, residente en la zona, asevera que «el sueño de que Almenara contara con espigones se ha hecho realidad y a partir de ahora hay que apostar fuerte por el turismo, porque esta playa tiene todas las condiciones».
Para Sonia Villar, «la playa de Almenara ya tiene lo que se merecía hace años». Y Rosario Cadenes muestra su contento y confía en que «desde ahora no vuelva a inundarse la zona del Ros Mari».
María Pla destaca que «teníamos miedo de quedarnos sin vivienda». Alfredo Muñoz resalta que «se ha hecho un excelente trabajo». Y para Gregoria Leive, «al final, la sensatez se ha cumplido en este litoral, que no era otro que la necesidad de construir espigones». Por último, Josué Sáez indica que «yo he crecido en esta playa y el cambio ha sido extraordinario». Para todos ellos el litoral de Almenara es ahora «de 10».
