El jueves se cumplirá un año de uno de los días más trágicos de los últimos tiempos en Peñíscola, en el que se produjo el derrumbe de un edificio en la Urbanización Font Nova, en la zona sur del municipio. El siniestro causó la muerte de una mujer y un niño de 14 años, a quienes no les dio tiempo a abandonar su vivienda, en la que residían todo el año. En su memoria, la comunidad de vecinos se reunirá el día 25 a las 12.00 horas en un memorial. Un año después, el asunto esta judicializado para conocer las causas del derrumbe y los vecinos no han podido regresar a sus casas. 

Eran alrededor de las 19.30 horas del miércoles 25 de agosto cuando un vecino de la zona paseaba con su perro por las inmediaciones de la avenida Mediterránea y, de repente, presenció como parte de una fachada se venía abajo. Inmediatamente, los propietarios de un restaurante de la urbanización, situado a escasos metros del edificio Patios, recibieron la llamada de este vecino, quien les alertó de lo que había sucedido.

El residencial Patios V Fase está situado entre la calle Burriana y la calle del Realenc. La construcción del edificio data de principios de la década de los 90 y constaba de un total de 55 viviendas, distribuidas en tres alturas. El derrumbe parcial dejó sepultadas bajo los escombros a tres personas, todas residentes en el mismo apartamento, ubicado en el primer piso. 

Asimismo, el suceso provocó el derrumbe de una veintena de viviendas y obligó a evacuar a centenares de vecinos que habitaban en el inmueble en esos momentos. 

Decenas de personas salieron de su casa o apartamento aquel día sin saber que, al volver, ya no iban a encontrar nada. Una de ellas fue Bienvenido Cives, padre del menor fallecido y pareja de la mujer que también murió en el derrumbe. «Salí de casa con lo puesto», contaba el afectado, «Era mi día libre y me acerqué a Peñíscola a entregar cupones a unos clientes», narraba el afectado, que trabaja como vendedor de la ONCE en la zona de Peñíscola, Benicarló y Vinaròs. Bienvenido se enteró del derrumbe porque se lo dijeron unos clientes con los que estaba hablando. «Entraron en Facebook y vieron que se había caído un edificio de Font Nova, me enseñaron la foto y vi que era mi casa», detallaba conmocionado.

El amplio operativo consiguió establecer comunicación con uno de los tres desaparecidos, un joven de 26 años, a quien lograron rescatar con vida en la madrugada del jueves 26. A las 7.40 horas del mismo jueves localizaron el cuerpo sin vida del menor en el edificio y a las 19.00 horas el de la mujer desaparecida entre los escombros. El alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez, decretó luto oficial en el municipio el viernes, 27 de agosto, y un minuto de silencio en la Plaza del Ayuntamiento por las dos víctimas mortales.

Un año después

Durante todo este tiempo, Mediterráneo ha permanecido en contacto con Bienvenido. El mayor damnificado de la catástrofe tiene 50 años, es natural de A Coruña y residía en Peñíscola con su hijo de 14 años; su pareja, una mujer de 54 años de nacionalidad cubana y el hijo de ella, que tiene ahora 27 años. 

Bienvenido vive desde finales del pasado año en Vinaròs, en una de las viviendas que cedió Conselleria a los afectados. Otro de los damnificados a los que se le entregó un piso fue al hijo de su pareja y ahora vive en Vila-real. «Seguimos a la espera de que nos comuniquen algo acerca del importe y de cuándo recibiremos las indemnizaciones por defunción de su madre y de mi hijo», confiesa.  

«Allí quedaron mis recuerdos»

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«No he vuelto al edificio desde entonces, allí se quedaron mis recuerdos, mis herramientas y mi ropa; pero no me hace falta nada». Explica que «en el edificio no vive nadie» y supone que «antes de que acabe el año tendremos noticias de aseguradoras y juzgado»

Desde el consistorio explican que el caso está judicializado y «los propietarios deben solicitar permiso al juzgado de Vinarós para realizar cualquier intervención en el edificio». «Desde el consistorio seguimos en contacto con los vecinos para cualquier cosa que necesiten». En este sentido, la administración local no ha cobrado el pago del IBI del edificio y está dispuesta «a colaborar en lo que necesiten, pues fue una auténtica tragedia», afirma Martínez.