En Costas parecen tener muy claro que el casco antiguo de la playa de Nules sobra. Podría merecer incluso la consideración de amenaza para el medio ambiente de acuerdo con su interpretación de la ley, pues no ven otra solución para el problema de la regresión que el derribo.
Esta es una batalla abierta hace décadas que se libraba hasta hace algún tiempo casi en solitario por parte del Ayuntamiento y los propietarios de las tradicionales casetes, como si fuera un problema suyo y solo suyo. Pero esa simplificación ha sufrido una importante transformación desde hace algunos años que ayer vivió uno de sus momentos culminantes. Los responsables, la plataforma ciudadana Platges de Nules. Vecinos de la localidad que con un criterio conservacionista integral están abanderando un movimiento cívico que se niega a sucumbir a la burocratización y sistematización de la vida. Y lo hacen a través de un elemento esencial: la información.
Desde su creación, en Platges de Nules siempre han defendido que hay que conocer para comprender. También han demostrado que la tesitura de la playa de Nules es una cuestión que va más allá de lo que pueda pasar con la propiedad privada --que también--, porque lo que está comprometido, hoy por hoy, es el patrimonio natural e histórico de una franja litoral que, paradójicamente, no ha sido objeto de la agresiva expansión urbanística que caracteriza a otros enclaves del territorio nacional que no sienten presión alguna por parte de Costas y sus reglas del juego.
La construcción del puerto de Burriana, tal y como vienen defendiendo las fuerzas políticas y la ciudadanía con informes técnicos que lo avalan, marcó un punto de inflexión en la aceleración de lo que ahora consideran un deterioro natural. Que nadie interviniera para minimizar el impacto que esa infraestructura iba a provocar en las corrientes marinas aguas al sur, fue como firmar una sentencia de muerte por omisión --visto lo visto-- para playas como la de Nules.
En este municipio solo piden sentido común, reflexión, análisis y una visión más humana de la realidad. Como no encuentran esos elementos de distensión en el Ministerio, los están ofreciendo a la opinión pública de la mano de la cultura, del arte, del diálogo, del respeto por un bien común, que lo es el mar, pero también el patrimonio histórico.
Y para que cualquier persona pueda comprender qué significa para Nules el casco histórico de su poblado marítimo, el que más que ser amenaza está amenazado, este fin de semana los propietarios de muchas de esas casetes han abierto sus puertas de par en par a la historia que son.
La intención es mostrar que son ejemplo de arquitectura tradicional valenciana --en peligro de extinción-- y para convertir esa intención en expresión cultural, han contado con la colaboración de los artistas Juanma Gavara, Anatoliy Mytskan, Marina Mytskan, Josefina Roselló, Sole Mechó, Vicenta Franch, Encarna Prior, Vicen Herrero, José Gras, Franc Ortiz y Darío Cobacho.
