Burriana vivió este sábado su toro de fin de fiestas con Zahonero, el Miura de Satine, que fue el protagonista del que ya está considerado por todos como uno de los eventos taurinos de la temporada. Y es que a excepción de Nubarrón, ningún toro en particular ha logrado despertar esa expectación. 

Hasta la bandera estaba la plaza mayor de aficionados venidos de distintos pueblos de la Comunitat, incluso de otros lugares del país y un grupo de franceses. No quisieron perderse la suelta de este pavoroso astado de una ganadería única como es la de Miura, tan temida por su leyenda negra. Si bien no hay duda de su trapío, se notaba que había acusado el largo viaje y estrés, no llegando a estar todo lo apretado de carnes que sí estaba en la ganadería. Una pena. Los cadafals, colmados hasta arriba, como los balcones de las casas, que parecían quedarse pequeños, como si fuera la calle Estafeta.  

Miles de personas no se perdieron ayer la esperada exhibición del toro de Miura patrocinado por Satine. Manolo Navarro

Un placer para los sentidos. Caras de felicidad, algunas de miedo e incertidumbre, miradas de satisfacción, la adrenalina por las nubes, los detalles cuidados al máximo, la música, la pólvora, los flashes, el toro… y los pelos de punta. Cuando Zahonero apareció como una exhalación desde la calle Salvador a la Plaza Mayor, un fogonazo de entusiasmo recubrió el rostro de los presentes, que se batieron las palmas recibiendo con fervor al tan esperado Miura.

Antes de ello, un equipo de seguridad privada desalojó el callejón, en la misma boca de toriles, tal y como se había acordado con el policía director del festejo. Y es que la calle Salvador debía estar obligatoriamente libre de personas para evitar alguna caída, que hubiese provocado un tapón con consecuencias fatales que ni los directores de lidia hubiesen podido resolver.

El toro cumplió con creces. Y es que tras una salida electrizante, protagonizó buenos momentos, acudiendo con nobleza y mucha entrega, sacando buen fondo. Demasiada edulcorada su embestida en una divisa de la que se espera más picante. Así que todo se desarrolló como se espera en un festejo de bous al carrer, con el riesgo siempre latente, pero sin ningún incidente que lamentar.  

El toro ‘Zahonero’ demostró ayer por la tarde su nobleza sobre la plaza de Burriana y concentró todas las miradas mientras estuvo sobre la arena, en un sábado festivo a la altura del hito que supuso ‘Nubarrón’ hace tres años. Manolo Navarro

En ese sentido, Satine puso todo de su parte y más para garantizar, en la medida de lo posible, que el festejo contara con grandes medidas de seguridad. Para ello dispuso, como novedad, de tres directores de lidia, dos de ellos grandes conocidos en el municipio: los matadores de toros Soler Lázaro y Vicente Soler, además del popular recortador y también banderillero de la Vall d’Uixó, Joaquín Gadea. Los tres, capote en mano, estuvieron pendientes para realizar los quites oportunos además de establecer disciplina y respeto entre los rodadores.

El burrianense Vicente Soler fue uno de los directores de lidia de la exhibición.

El burrianense Vicente Soler fue uno de los directores de lidia de la exhibición. Mediterráneo

Ambiente festivo

Burriana respiraba ya desde la mañana un ambiente como pocas veces se ha visto. Muchos de los foráneos aprovecharon la jornada matinal para hacer turismo por el municipio. Bares, establecimiento, comercios... todos aumentaron sus ventas respecto el resto de la semana. El impacto económico fue más que evidente.

Desde primera hora de la tarde las calles comenzaron a inundarse de público. Un toro de Osborne abría la tarde, que iba encaminada al éxito de fin de fiestas. Dos charangas, una en la Plaza Mayor y otra en El Pla, fueron el acompañamiento perfecto. Se respiraba un ambiente festivo.

Ambientazo de lujo para disfrutar de 'Zahonero' este sábado en Burriana. Mediterráneo

El público era consciente de estar siendo testigo de un acontecimiento idóneo para ese fin de fiestas. Hasta que la pólvora avisó que había llegado el momento. La pirotecnia de Reyes Martí anunciaba la salida de Zahonero con dos mascletás simultáneas, ensordecedoras, que hicieron temblar los cimientos de la ciudad, una para la plaza Mayor y otra para la plaza del Pla. 

Y Zahonero vio la luz. El toro de Miura, que durante dos días estuvo custodiado con una seguridad constante, salió de los nuevos toriles del Museu del Bou, directo a las calles y a la historia de Burriana.

Eduardo Miura, espectador de lujo

Los balcones del Museu del Bou de Burriana, de cuyos bajos salió el toro de Miura, se llenaron con espectadores de excepción. Entre ellos, el que fuera presidente de la Diputación, Carlos Fabra, así como el director de Mediterráneo, Ángel Báez, entre otros asistentes. Quien no faltó a la cita fue uno de los ganaderos, Eduardo Miura hijo. Era la primera vez que alguien de la familia Miura se desplazaba para ver un toro de su ganadería en una calle. «Había un gran ambiente porque todo el mundo sabía del trapío y la seriedad del toro. Satine ha hecho un gran esfuerzo, es algo bueno para la Fiesta», dijo.

A Eduardo Miura le gustó el juego del toro. «No sé lo que busca el aficionado de la calle, pero a mí me ha encantado el toro y me hubiese gustado verlo en una plaza, porque hubiese sito un toro de triunfo», comentó. De su comportamiento, lo que más destaca es su duración: «Me ha sorprendido, porque nuestros toros aprenden rápido y se ponen muy a la defensiva. Este se ha entregado durante una hora. Tenía buen tranco y ha acudido cuando lo han llamado. Me ha gustado».

Una vez finalizada la exhibición del toro, aproximadamente a las ocho y media de la tarde, el ganadero subía de nuevo a su coche para emprender un largo viaje a Sevilla, con la convicción de haber disfrutado del buen juego de su toro.