Los propietarios de la vivienda en primera fila de la playa de Nules okupada por varios jóvenes se han quedado este año sin poder disfrutar del veraneo en la casa familiar --como tenían previsto hacer--, porque les han usurpado a la fuerza ese legítimo derecho. «Total impotencia», eso dicen sentir frente a la «impunidad» de quienes «se las saben todas» y llevan viviendo en un edificio que no les pertenece «desde finales del mes de febrero».

Los afectados por este caso de okupación no tardaron en ser conscientes de que alguien había invadido su casa, pero fue tarde para poder echarlos legalmente. Al no tratarse de una vivienda habitual, «es como si perdiéramos derechos sobre lo que es nuestro». Y lo peor es que los okupas «son profesionales en esto y saben muy bien lo que tienen que hacer», mientras los propietarios se ven con las manos atadas y asisten estupefactos al desmantelamiento de su propiedad por parte de personas que «van de víctimas».

Evitar problemas

Desde el primer momento, los consejos que recibían de quienes entienden de leyes y okupaciones es que «no teníamos ni que pasar por allí para no tener problemas». Porque lo normal es que cualquiera quiera recuperar lo que es suyo como sea, pero «todos nos han advertido de que a la mínima, quienes tendríamos problemas legales seríamos nosotros» y no quienes se han metido en su propiedad para destrozarla por completo, aseguran.

«Ya no hay puertas dentro, se han deshecho de muebles, posiblemente para venderlos...», detalles que conocen por lo que les han contado, porque «un par de veces hemos hablado con ellos para pedirles que se fueran y tranquilamente nos invitaban a entrar, aunque ya estábamos avisados de que no lo hiciéramos, porque aprovechan para grabarte y así decir que se la has alquilado».

Su indignación estriba en que la ley, hasta el momento, está protegiendo a los okupas pero no a los propietarios, que han iniciado un proceso judicial que lleva meses en marcha. Los afectados afirman que «no solo nos han privado de unas vacaciones, también nos han privado de nuestra libertad».

Y por si el problema que deben gestionar no fuera suficiente, son muy conscientes de la situación que están afrontando los vecinos, «y nos preocupa, pero no podemos hacer absolutamente nada», por lo que su frustración es doble.

Según han podido saber, y las autoridades confirmaron a Mediterráneo, estos okupas ya tomaron por la fuerza otro inmueble en plena Marjaleria, estuvieron allí «hasta que quisieron y lo destrozaron todo». Ahora, la vivienda no es habitable. Esa es la preocupación de los afectados por la okupación de la casa de tres plantas de primera fila de playa: no van a recuperar el dinero que pagan de luz y agua, «porque se declararán insolventes», y reparar el estropicio será costoso. Asumen que nadie les compensará por ello.