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LOS PEQUEÑOS SE PREPARAN PARA LA BATALLA CON PALOS HINCHABLES

Los niños de Burriana plantan cara a los 'cabuts' en la fiesta de la Mercè

La inofensiva persecución llena de alegría los alrededores de la plaza de la Mercè en la víspera de la tradicional fiesta del barrio

Emoción 8 Los alrededores de la plaza de la Mercè fueron un hervidero de alegría y algunos nervios. | ISABEL CALPE

Tradición y devoción se dan la mano en la fiesta de la Mercè de Burriana. Una de las citas ineludibles de la festividad del barrio, muy arraigada en el tiempo, es la peculiar batalla entre los cabuts y los niños de la ciudad, que no dudan en plantarles cara armados con palos hinchables para evitar ser heridos.

Los alrededores de la plaza de la Mercè fueron ayer por la tarde un hervidero de familias dispuestas a conservar esta entrañable tradición de mecánica muy sencilla: doce jóvenes disfrazados con una gran cabeza de cartón persiguen a los más pequeños en un continuo toma y daca lleno de risas y algún que otro llanto.

En medio de la 'batalla' también hubo tiempo para posar. Isabel Calpe

Unos instantes antes de comenzar la actividad, el Ayuntamiento repartió 1.500 aplaudidores para garantizar la seguridad de todos los implicados. Los nervios y la emoción comenzaron a embargar a los asistentes, unos por las ganas de empezar la pelea y otros por el impacto de los disfraces. Y es que el disfrute dependió en gran medida de la edad de los participantes, pero seguro que fue una jornada inolvidable.

Los niños se lo pasaron en grande. Isabel Calpe

Es importante destacar que el origen de esta celebración se remonta a 1922, momento en que Carlos Romero Vernia decidió exportar directamente desde Barcelona el tradicional desfile por la patrona de la ciudad. Este inquieto vecino, conocido también por ser el culpable de plantar la primera falla en Burriana, impulsó un primer desfile de dos gegants y seis cabuts acompañados al son de la dolçaina y del tabal como preludio al día grande de la Mercè.

En la actualidad, la cofradía de la Mercè y la Associació de Gegants i Cabuts velan por conservar la emblemática festividad que a lo largo de su recorrido ha sufrido algunos cambios, especialmente en los utensilios para repartir carxots, aunque el entusiasmo permanece.

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