Segorbe se ha reencontrado este pasado sábado con Nuestra Señora de la Cueva Santa con motivo de la romería oficial de la ciudad al santuario de su patrona y de la diócesis (ubicado en Altura), tras tres años sin que celebrara --la última fue en 2019-- con motivo de la pandemia.

Los romeros se han topado también con el panorama desolador que ha dejado el incendio forestal que el pasado mes de agosto calcinó una buena parte de los municipios situados en la cabecera del río Palancia y también las montañas de alrededor del emblemático santuario, que se salvó de las llamas por la eficaz intervención de los bomberos. Por tanto, fue la primera peregrinación que se llevó a cabo tras el devastador fuego. 

Velas eléctricas

Otra novedad ha sido la prohibición portar antorchas habituales en este tipo de manifestaciones religiosas y han utilizado para la procesión de entorchas hasta la cruz pequeñas luminarias de plástico con funcionamiento a base de pilas. Incluso el Ayuntamiento ha hecho un llamamiento el viernes para cumplir esta norma

Igualmente, ha sido novedad encontrarse a pie con una carretera que desde la masía de Ribas y hasta el santuario ha sido remodelada, con más anchura, incremento de los pretiles, formación de una cuneta y nueva pavimentación, mejorando notablemente la circulación de vehículos y la posibilidad de cruzarse dos autobuses.

Con todo, la afluencia de público fue bastante inferior al de un año normal, especialmente en los actos de la tarde. Eso sí, a primera hora de la mañana muchos ya habían recorrido los 14 kilómetros que separan Segorbe del santuario, para aprovechar el fresco de la mañana para hacer la ascensión.

La excepción fue la Santa Misa, presidida por el obispo de la Diócesis, Casimiro López Llorente, que lleno por completo de público el interior de la mítica cueva. El culto a la Virgen de la Cueva Santa, extendido por toda la Comunitat, se remonta a principios del siglo XVI. La pequeña imagen fue hallada por un pastor en el interior de la cavidad, donde se ubica ahora el altar y la capilla, que entonces era aprisco de ganado.