TRADICIONES QUE SOBREVIVEN AL TIEMPO

Fiel a su cita, la Vall revive la tradicional 'Baixà del pi'

Dos tiros de tres caballos de arrastre se han encargado de trasladar los pinos que arderán el día de Sant Antoni

Revive la popular 'Baixà del pi' de la Vall d'Uixó

Mònica Mira

El reloj rondaba las 11.30 horas cuando los dos tiros de caballos de arrastre han emprendido el descenso desde la parte más alta de la calle 8 del barrio Carbonaire para trasladar hasta la plaza de la Asunción la base de la popular hoguera que presidirá la bendición de los animales el día de Sant Antoni, que en la Vall d'Uixó se celebrará el próximo 21 de enero.

Los árboles, escogidos con precisión bajo la supervisión del departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento, son junto a los animales los protagonistas principales de una celebración que este año se organizará sin ningún tipo de restricción —como si sucedió en el 2022 tras la suspensión por la pandemia del 2021— por lo que se espera que la participación se cuenta por miles, tantos en personas como en mascotas.

Pero antes de que llegue ese momento, tocaba revivir una tradición recuperada hace más de una década por la Associació Genets si Carreters de la localidad, portear los árboles con los que se prenderá el fuego frente al que desfilarán los asistentes a un acto tan popular. Esa acción, la de enganchar caballos de tiro y arrastre para transportar la leña, se conoce en la Vall como la Baixà del pi.

Encuentro festivo

Con la presencia de la comisión de las fiestas patronales de Sant Vicent y una representación de las de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo, la jornada de este domingo ha empezado como suele hacerlo cualquier cita de estas características, con un almuerzo al que también han asistido diferentes miembros de la corporación municipal.

A continuación, los carreteros han preparado a los caballos, después de haber arrastrado los árboles desde el monte, una labor que desempeñan como si formara parte de un ritual al que el resto de presentes solo pueden asistir como meros espectadores, admirados la mayoría de las veces por la fortaleza y disciplina de los monumentales animales que han realizado una exhibición de potencia en equipo, ataviados con los aperos de gala.

Una misión compleja

La misión parece sencilla, pero reviste gran complejidad. Primero les espera un importante descenso por la bajada que dibuja la calle 9, para después emprender un avance más relajado a través de la carretera de Segorbe, como paso previo a la parte más complicada del recorrido, la que encara las calles más estrechas en las que apenas caben las ramas de los árboles, bajo la atenta mirada de numerosos vecinos desde portales, ventanas y balcones.

Los comitiva es recibida con expectación y pirotecnia a su llegada a la plaza de la Asunción, donde se iza el árbol y se dejará secar durante 15 días, para que pueda arder el día 21, cuando tendrá lugar el pasacalle. Costumbres de otra época conservadas en pleno siglo XXI gracias al empeño de numerosas personas que se niegan a renunciar a unas tradiciones heredadas de sus ancestros.