POR MENOS DE 280.000 €

Almassora muestra a los vecinos cómo será el nuevo centro social de Fátima

La alcaldesa se reúne con los vecinos para reubicar actividades y mobiliario durante las obras

La alcaldesa, Merche Galí, reunida con los vecinos de Fátima.

La alcaldesa, Merche Galí, reunida con los vecinos de Fátima.

R. D. M.

La empresa de Almassora Actividades Constructivas Noel SLU y el Ayuntamiento de Almassora han activado el procedimiento negociado para la reforma del centro social de Fátima por menos de 280.000 euros, unos trabajos que obligan a reubicar mobiliario, almacenaje y las actividades de este espacio en otros mientras se extiendan las obras. El bajo sumará espacio hasta alcanzar los 259 metros cuadrados y se abrirá con ventanales y puertas también a la plaza Virgen de Fátima.

La alcaldesa, Merche Galí, mostró este miércoles por la noche al vecindario cómo quedará el recinto después de esta intervención cofinanciada al 50% con fondos FEDER de la Unión Europea y el Ayuntamiento de Almassora que incrementará la seguridad del recinto. Así, tras ampliar el aforo, el centro social dispondrá de salida de emergencia, luz natural a través ventanales y un panel móvil para dividir el bajo en zonas y poder realizar actividades diferentes de forma simultánea.

Las obras durarán siete meses

“No se tira todo pero prácticamente porque es una reforma integral de gran calado y esto nos obliga a buscar soluciones temporales para el almacenaje y los cursos que habitualmente tienen lugar aquí”, avanzó Galí. Así, el Centro de Formación, el recinto de fiestas del barrio o las sedes sociales de otros distritos albergarán de forma temporal al vecindario de Fátima mientras duren los trabajos, que tienen un plazo de ejecución inicial de siete meses y que la constructora ha propuesto reducir en su oferta.

"No se tira todo, pero prácticamente. Es una reforma integral de gran calado y esto nos obliga a buscar soluciones temporales para el almacenaje y los cursos que habitualmente tienen lugar aquí”

La magnitud de la reforma afecta a la renovación de las instalaciones de agua y electricidad, la sustitución del techo, la reubicación de los aseos, la eliminación de todas las barreras arquitectónicas y la conversión de las dependencias actuales en una gran sala diáfana que incluirá un panel móvil para poder llevar a cabo varias actividades al mismo tiempo. Estos espacios compartimentables quedarán a disposición de la programación del barrio, que en estos momentos compagina clases de yoga y sevillanas, además de reuniones y juegos de mesa. Todo el bajo se nutrirá de iluminación directa natural.

El diseño previsto por el arquitecto local José Manuel Martinavarro transforma el anticuado local de la calle San Pablo en una sala moderna para convertirla en centro de reunión de todas las franjas de edad que residen en el barrio. De hecho, se abrirá hacia la plaza con el objetivo de conectar el espacio interior con el exterior y atraer al mayor número posible de residentes.