CELEBRACIÓN TRADICIONAL

L’Alcora rememora la Dobla en el ermitorio de San Cristóbal

Los pocos rollos que sobraron ayer se han repartido a trozos y acompañados de chocolate de tableta

El alcalde de l'Alcora, Samuel Falomir, ha encabezado el reparto de los trozos de rollo y el chocolate por parte de los miembros de la corporación municipal.

El alcalde de l'Alcora, Samuel Falomir, ha encabezado el reparto de los trozos de rollo y el chocolate por parte de los miembros de la corporación municipal. / JAVIER NOMDEDEU

Tras el día por excelencia de las Pascuas en l'Alcora, el de la Festa del Rotllo del Lunes de Pascua, ha tenido lugar hoy el de la celebración de la Dobla que, además, es jornada festiva en la capital de l’Alcalatén.

Entre los actos programados no ha faltado la misa en la ermita de San Cristóbal, tras la cual se ha procedido al reparto --por parte de la corporación municipal, encabezada por el alcalde, Samuel Falomir-- de los pocos rollos que sobraron del día anterior. No obstante, y ante la escasez del producto, se ha optado por distribuir los rollos pero en trozos acompañados de chocolate en tableta, con la finalidad de reservar los que se entregan tradicionalmente al centro de día, la residencia de mayores, la Policía Local, la Guardia Civil o asociaciones de pensionistas, entre otros.

Los vecinos han aprovechado la festividad para almorzar en el entorno de la ermita de San Cristóbal.

Los vecinos han aprovechado la festividad para almorzar en el entorno de la ermita de San Cristóbal. / JAVIER NOMDEDEU

Y es que de las 8.300 unidades puestas a disposición de la fiesta por el Ayuntamiento, en la jornada del Lunes de Pascua se repartieron 7.500, lo que ha obligado al consistorio a racionarlas hoy. Una práctica que no es nueva, ya que antiguamente se hacía de esta misma manera, por lo que la celebración llegó a llamarse el Dia del Tros.

Los orígenes

La tradición de La Dobla, en honor al patrón de l’Alcora, San Cristóbal, viene ligada a la del Rotllo, ya que el primer martes de Pascua, día siguiente al de la Romeria dels Infants, cuando en 1756 el cielo escuchó sus peticiones en forma de agua, aliviando la pertinaz sequía que se padecía --ya que salió el manantial de la Font Nova y con ello se curaron enfermedades y carencias que sufría la zona--, fueron los padres y el pueblo en general los que decidieron subir al ermitorio de San Cristóbal en acción de gracias.