Cumpliendo una tradición que, según legado escrito, cuenta con más de 700 años de existencia, este sábado partió de Catí la rogativa a Sant Pere de Castellfort. A las 5.00 de la madrugada las notas y cánticos de la despertà pusieron en pie a los madrugadores peregrinos. 

A las 8.00 salieron en procesión hasta el Prigó. La primera parada fue en el ermitorio de l’Avellà, donde celebraron una misa. Siguió el recorrido por el término municipal de Morella hasta llegar a la Llàcua al mediodía. Después de reponer fuerzas, la comitiva continuó por la Pinella, término ya de Ares, hasta llegar al Hostal de la Roja , donde empieza la empinada cuesta de Sant Pere.

Llegada a la Llàcua. Francesc Segura

Al atardecer, llegaron a su destino cantando las letanías de los santos, con sus voces entrecortadas por el esfuerzo de las duras rampas que conducen a la ermita románica de Sant Pere. Entraron a la iglesia entonando el emotivo Oh Vere Deus. Después de cantar els goigs a Sant Pere , repartieron cientos de raciones de fessols i arròs que se condimentaron en grandes calderas de cobre desde bien pronto.

Cantores, cura y el alcalde con la imagen del santo al final de la Costa de Sant Pere. Francesc Segura

En total, fueron más de 200 los participantes que disfrutaron de una climatología ideal para el duro y largo camino. Como manda la tradición, pernoctaron en casas de conocidos de Castellfort y este domingo, a las 8.00 horas, iniciarán el camino de regreso parando en la Mare de Déu de la Font y siguiendo por Ares hasta regresar a Catí.

La cabeza de la rogativa llegando a Sant Pere de Castellfort. Francesc Segura

Plegarias de lluvia

En sus cánticos, rezos i plegarias pidieron lluviam de celis,  gratiam de celis y por supuesto, paz. Cuenta la tradición que esta romería se inició en una época de mucha sequía y que cuando regresaron los primeros peregrinos al pueblo las lluvias fueron copiosas y las cosechas abundantes