Enclavada en la espectacular Tinença de Benifassà, un paraíso para los amantes de la naturaleza, el turismo activo y el senderismo, los vecinos de El Ballestar, una entidad local menor de la Pobla con 27 vecinos censados, pero de los cuales apenas 12 viven allí todo el año, están de enhorabuena.
El motivo no es otro que la reapertura del único bar-restaurante de la población, que cerró hace 6 meses y que ha vuelto a abrir sus puertas «gracias a gente con ganas de emprender y dinamizar las zonas rurales y despobladas», apunta el teniente de alcalde, Sergio Cervera, que cuenta con un alojamiento rural en la zona. «Y no es fácil, ya que no es lo mismo abrir un bar en València que hacerlo en El Ballestar», apunta Cervera, que aboga por ofrecer incentivos fiscales para animar a los emprendedores a montar un negocio en el Castellón vaciado.
Ramón Armela y Michaela Pospisilova son los responsables de que los vecinos hayan recuperado este servicio, punto de encuentro y que contribuye a la vida social en la zona. Ellos son los culpables de que vuelvan a contar con un espacio donde tomar un café o una cerveza con los amigos, además de disfrutar de variadas comidas y cenas.
Su historia es, cuanto menos, curiosa. «Mi madre y Ramón se conocieron hace seis años en Vinaròs, donde ambos estaban trabajando, se casaron y hace tres años decidieron trasladarse a Fredes, donde se pusieron al frente del bar del pueblo y nos asentamos allí», explica Michaela, originaria de la República Checa, que llegó a España con 10 años, junto a su madre, Zdenka.
Con experiencia en el sector, al conocer el cierre del establecimiento de El Ballestar, situado a unos 15 kilómetros de distancia, decidieron dar un paso adelante. «Mi madre gestiona el bar de Fredes y yo ayudo a Ramón en el de El Ballestar», añade esta mujer de 34 años.
El negocio de Fredes funciona porque «sube bastante gente los fines de semana y en temporada de setas, especialmente del rovelló, la afluencia en la zona es comparable a un agosto en el litoral», bromea Michaela, quien confía en que suceda lo mismo con el restaurante La Montanyesa, cuyo local han alquilado durante un año, con posibilidad de renovación. «Abrimos todos los días de la semana, menos los martes, aunque ahora las cenas son con reservas»,
El recibimiento no ha podido ser mejor. «Había más gente en la inauguración del bar que residentes en el pueblo, porque vinieron conocidos de Fredes, de la Pobla...», apunta.