Hace dos años, tras una fusión considerada histórica en el municipio, iniciaba su actividad la última cooperativa de cítricos de Nules, nacida de la absorción de Nulexport por parte de Cipla. Este martes por la tarde, la junta directiva de la nueva entidad ha anunciado a los socios su caída en desgracia, esta temporada no van a iniciar la campaña y echan el cierre, lo que supone el fin de una era en la localidad y un desastre económico, por lo que supondrá de pérdida de puestos de trabajo.
Estiman las pérdidas económicas en más de 6 millones de euros.
21 millones de deuda global
En los datos facilitados en la solicitud del concurso de acreedores, se expone, según detallaron en la asamblea del martes, que la entidad debe en total 21 millones de euros, a los que habrá que restar el activo, que supera los 19 millones de euros.
A entidades bancarias se les adeudan 14 millones de euros y a los proveedores algo más de 6 millones de euros.
Como se ha expuesto a los afectados en la asamblea celebrada en el Local Multifuncional (la entidad cuenta en la actualidad con más de 400 socios), se han conjugado varias causas que hay llevado a este drástico desenlace, entre ellas una mala campaña, incluida una granizada; aunque la principal ha sido la decisión de la entidad financiera que daba respaldo a su actividad económica de no renovar las operaciones de crédito contratadas y que daban margen de maniobra la cooperativa.
Como se indicó a los cooperativistas, «la retirada de la financiación nos condena a un concurso de acreedores». De hecho, explicaron que han presentado el concurso de liquidación de la actividad y extinción de la cooperativa. Y también se ha presentado un ERE del 100% de la plantilla.
Cítrics de Nules empezó a operar en agosto del 2021 después de que las asambleas de Nulexport y Cipla dieran el visto bueno a un acuerdo de fusión en el que, en resumidas cuentas, la segunda asumía las deudas que habían llevado a un situación crítica a la primera cooperativa, con el propósito de crear una empresa más grande y con más posibilidades.
Del resultado del rescate, se constituyó una nueva sociedad que tenía la perspectiva de comercializar 30 millones de kilos de cítricos, con cerca de 700 socios, propietarios de entre 10.000 y 11.000 hanegadas. Uno de los compromisos adquiridos por ambas partes era no aumentar más la deuda —que en un principio se calculó en torno a 300.000 euros, sin haber liquidado a los socios por la venta de las naranjas ni la última campaña ni la anterior—, y que la presidencia y la gerencia de la entidad resultante recayera en los representantes de Cipla.
La cooperativa inició su andadura con buenas perspectivas, hasta que llegó la campaña 2022-2023 (la segunda de Cítrics de Nules) en la que se han conjugado varias circunstancias adversas, de las que se ha dado cuenta en la asamblea de este martes. Por una parte, los pasivos arrastrados de la fusión, lo que situaba a la cooperativa «en una situación económica de partida débil».
La contabilidad se ha visto «seriamente afectada» por «impagos de clientes considerables que se han tenido que asumir» y lo que han descrito como «sorpresas inesperadas» como la crisis inflacionista y de precios tras el inicio de la guerra de Ucrania, que obligaron a realizar ajustes contables. Todos esos factores llevaron hace apenas unas semanas a que la entidad financiera, como se suele decir coloquialmente, les cerrara el grifo.
Encargaron dos planes de viabilidad
Alternativas, pocas, por no decir ninguna. Esta conclusión se desprende de la tensa reunión en la que los socios han asistido entre enfadados y frustrados a la devacle de la última cooperativa de Nules, que llegó a tener siete en su mejor momento.
Desde la directiva han explicado que llegaron a encargar dos planes de viabilidad con empresas externas «y de reconocido prestigio» que en sus conclusiones avalarían la continuidad de la entidad siempre y cuando no se retirara la financiación. El grupo bancario, tras su análisis, ha optado por retirar la confianza.
Desde el consejo rector de Cítrics de Nules afirman que si la empresa hubiera empezado de cero, todos los inconvenientes que se han encontrado por el camino —las diferentes crisis mencionadas— «se habrían podido asumir», pero ese no es el escenario.
Así las cosas, con la firme negativa de renovar la financiación, existen otras opciones, pero como ha quedado de manifiesto en la reunión, muy remotas. Por una parte, una ampliación de capital, que supondría que los socios deberían aportar dinero, algo que se antoja descabellado con la actualidad tesitura económica y la endémica crisis que arrastran los productores. Por otra parte, la compra de la entidad por un tercero, una posibilidad que, hoy por hoy, no está sobre la mesa.