ESTE DOMINGO, PROCESIÓN
La historia de los pendientes robados a la Inmaculada en la parroquia de la Vilavella
Donados por una familia del pueblo, pertenecieron a Rosita Huesa Monlleó, una joven fallecida con 24 años en 1932

Fotografía de la lápida en la que se pueden ver los pendientes que fueron donados por la familia de Rosita Huesa (1908-1932) a la Inmaculada. / MEDITERRÁNEO
La de este domingo es una jornada festiva de especial significación para la Vilavella. La cofradía de la Purísima, como es tradición, celebra estos días diferentes actos con su patrona como protagonista, entre los que destaca la procesión, en la que este domingo desfilará la talla de la Inmaculada completamente restaurada.
Eso sí, su fin de semana se ha visto enturbiado, irremediablemente, por el robo que ha sufrido la parroquia, en el que han desaparecido algunas joyas y complementos que lucían al menos tres imágenes, las de la Inmaculada, Santa Bárbara y Sant Roc.
La talla que verán en la calle los vecinos sobre la peana no estará alterada respecto de otro día festivo, salvo por la mejora que ha supuesto la restauración. Como relatan personas de la localidad, el día de su fiesta la Virgen aparece con otras joyas distintas, todas donadas por devotos y que, durante el resto del año, permanecen bajo custodia en la caja fuerte de una entidad bancaria del municipio.

La imagen de la Inmaculada con los pendientes robados, que pertenecieron a la joven de la Vilavella, Rosita Huesa Monlleó. / MEDITERRÁNEO
La historia de los pendientes robados a la Purísima demuestra que tenían mucho más valor sentimental que económico, porque no eran de oro. Los complementos pertenecieron en su día a Rosita Huesa Monlleó, una joven del municipio que falleció en 1932 a los 24 años. Su familia, muy devota de la Inmaculada, decidió donarlos para la Virgen.
Lo cierto es que cada uno de los artículos sustraídos tiene su historia, pues proceden de donaciones que cuentan relatos personales, la mayoría de las veces, cargados de fe y emociones.
Casi un siglo
Se sabe que están prendidos de la talla actual, realizada por el escultor Vicente Tena, desde 1939, pero muy probablemente, la anterior imagen ya llevó los pendientes de Rosita, ahora en paradero desconocido.
En la fotografía incrustada en la lápida de la joven donde está sepultada en el cementerio de la localidad, puede comprobarse como Rosita Huesa Monlleó llevaba esos mismos pendientes. Los vecinos todavía confían en que el ladrón recapacite y devuelva lo robado.

Detalle de la Inmaculada de la Vilavella, ataviada con las diferentes joyas donadas por devotos y que solo luce el día de su fiesta. / MEDITERRÁNEO
Aunque el incidente se ha ganado un protagonismo inmerecido en estos días, no ha podido eclipsar la solemnidad de la programación preparada. Uno de los actos destacados fue el concierto Cantem-li a la Puríssima, que tuvo lugar el psado 3 de diciembre.
Al frente de la organización está este año Inma Vilar Ferrandis, que retoma el legado de su familia, ampliamente vinculado por la Purísima, ya que su madre ya fue presidenta de la cofradía en 1991, y su abuela, en 1962.
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