Apadrinar a un mayor: la iniciativa de una ciudad de Castellón para combatir la soledad de los jubilados

El Ayuntamiento aprobó recientemente su II Plan de la Gente Mayor, que incluye acciones como crear una red de apadrinamiento, formada por vecinos que velan por el bienestar de los ancianos que viven solos

El Ayuntamiento de la Vall d'Uixó establece medidas contra la soledad no deseada.

El Ayuntamiento de la Vall d'Uixó establece medidas contra la soledad no deseada. / Mònica Mira

La Vall d'Uixó

Hay muchas noticias desgarradoras. Entre las más impactantes puede que se encuentren las que relatan la historia de una persona mayor que ha sido encontrada semanas o incluso meses después de su fallecimiento, porque nadie había notado su ausencia.

Sucesos que son la punta de un iceberg, que oculta bajo la superficie una realidad casi inabarcable, la de la soledad y sus consecuencias a partir de cierta edad. Una soledad, la mayor parte de las veces, no deseada.

El Ayuntamiento de la Vall d’Uixó aprobó recientemente su II Plan de Gente Mayor. Cierto que no deja de ser un documento en el que hacen un análisis de la situación, especialmente de los aspectos mejorables, y plantean acciones para subsanarlos, con plazos, compromiso de dotación económica si fuera necesario y de mecanismos para implicar a la sociedad en su consecución. Un plan aspira a no ser solo palabras, sino ser el primer paso para los hechos.

Este, en concreto, propone entre otras iniciativas, la creación de un proyecto de apadrinamiento.

¿Cómo funciona?

La estrategia propuesta, en el fondo, es sumamente sencilla. Su mayor complejidad es que necesita del compromiso vecinal. Desde el departamento que dirige el edil Jorge Marqués lo explican recurriendo a la evidencia de que, salvo contadas excepciones, la vida de una persona mayor se rige por una serie de rutinas prácticamente inamovibles que, bien visto, facilitan mucho un seguimiento. 

A través del apadrinamiento, la Concejalía de Servicios Sociales espera contar con personas que asuman el cometido de estar pendientes de esas rutinas. Por poner un ejemplo, si una mujer mayor que vive en su calle levanta la persiana de su habitación todos los días a la misma hora, pongamos que entre las siete y las ocho de la mañana, si un día se hacen las nueve y sigue bajada, se activaría un protocolo de asistencia. Primero se acude a la casa para asegurarse de que está bien. Si no contesta, se recurre a la concejalía.

Comercios 'amigables'

Lo mismo pueden hacer desde un comercio. Si un anciano va a comprar el pan a diario y una mañana no se presenta, se informa. El Ayuntamiento contribuirá con la identificación de las personas que requerirían de esa supervisión, que no deja de ser buena vecindad.

Marqués defiende que este tipo de medidas, buscan garantizar la máxima autonomía y «desinstitucionalizar los cuidados», precisa. Porque «donde mejor está una persona mayor es en su casa», pero se trata de hacer lo posible para que la habite sin desconectarse de su entorno, aunque viva sola.

En la misma línea estaría la creación de una red de comercios amigables con los mayores. Establecimientos que podrían recibir un sello que certificara su adhesión, donde se tuviera en cuenta que una persona mayor necesita más tiempo, que le expliquen mejor las cosas, que le ayuden. Gestos que los humanizan y los incluyen en una sociedad que no debería hacerles sentir prescindibles. 

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