INVERSIÓN COLECTIVA

La Vall inicia con 18 socios su primera cooperativa energética

Las placas fotovoltaicas instaladas en la cubierta de la empresa Artesanía Vallera supondrán un ahorro de hasta 25.000 euros anuales

La instalación fotovoltaica de la primera cooperativa energética ya genera electricidad verde.

La instalación fotovoltaica de la primera cooperativa energética ya genera electricidad verde. / MEDITERRÁNEO

La Vall d'Uixó

La Cooperativa Comunitat Energètica de la Plana ha puesto en marcha recientemente en la Vall d’Uixó su primer proyecto fotovoltaico colectivo, con la participación de 18 socios que, según tienen previsto, sumarán un ahorro de alrededor de 25.000 euros anuales en la factura de la luz.

Las placas solares están instaladas en la cubierta de la empresa Artesanía Vallera, en el polígono industrial Imepiel, y desde finales del año 2024 ya están generando y distribuyendo energía solar entre los beneficiarios. Concretamente, doce familias, tres comercios, una cooperativa de crédito local, un centro formativo y un proyecto de pobreza energética.

Entre los datos más relevantes de esta iniciativa, que dicen es la primera de otras que tienen previstas para los años 2025 y 2026, destacan los 160.000 kWh al año de energía generada o los 50.228 kg de CO2 que no se emitirán a la atmósfera por consumo eléctrico.

Independencia energética

La comunidad energética se creó pensando en quienes no pueden instalar placas solares en su casa «porque no tienen espacio o cualquier otra limitación». Entre los principios que defienden, aparte de la generación de energía limpia, está el impulso de la economía local. El diseño y la instalación de este primer proyecto cooperativo lo han realizado «empresas locales y de proximidad», al igual que los materiales y los componentes que se han utilizado. La financiación también se ha firmado con una entidad de crédito de la Vall.

Otra de las claves y objetivos de la comunidad es conseguir «independencia energética, formando parte de un movimiento que busca reducir la dependencia de los combustibles fósiles».

Defienden que su modelo propone la creación de «pequeñas instalaciones fotovoltaicas sobre cubiertas de edificaciones existentes, evitando el desarrollo de grandes parques en terrenos agrícolas», lo que contribuye a «fortalecer la economía local y social», además de generar empleo local mientras se reducen costes. 

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