Segunda vida para un centenario bar de Castellón: reabre sus puertas tras cerrar en verano

El Rosaleda, fundado en 1902 y que ofreció servicio sin interrupción hasta el pasado verano, vuelve a abrir tras unos meses de incertidumbre

Paco Ballesteros, junto a los trabajadores del bar en este reapertura.

Paco Ballesteros, junto a los trabajadores del bar en este reapertura. / Juanfran Roca

Tras siete meses de incertidumbre, el bar más emblemático de Alcalà de Xivert ha vuelto a abrir sus puertas al público y se convierte en una nueva alternativa para vecinos y visitantes.

Fundado en 1902, dio servicio ininterrumpidamente hasta el pasado mes de julio. Los que tenían alquilado el local pusieron punto y final antes de tiempo, y después de varios meses de incertidumbre el negocio ha vuelto a abrir sus puertas con el propietario del inmueble, Paco Ballesteros, al frente.

El bar Rosaleda pasó a ser gestionado por Bautista Sanz, después lo llevó María Josefa Sanz, luego Francisco Ballesteros. Ahora regresa a su hijo Paco Ballesteros, tras unos años arrendado a otras personas.

Paco también regenta la única administración de lotería de la población, esa que en el pasado sorteo de Navidad repartió cerca de 750.000 euros del segundo premio, el 06766.

Se cumplen 123 años desde que este emblemático bar abrió sus puertas. Fue uno de los pioneros en esta localidad del Baix Maestrat y, con casi toda seguridad, es el más longevo. Llegó a cobrar tanta fama que hasta le quitó el nombre a la plaza Juan Vilanova, donde se ubica.

La actividad ha vuelto a este bar que da servicio desde 1902.

La actividad ha vuelto a este bar que da servicio desde 1902. / Juanfran Roca

De un tiempo a esta parte se la conoce, en Alcalà de Xivert, como la plaza del Rosaleda. Es un local muy grande, con comedor, cocina y una larga barra. Además, este establecimiento cuenta, en la segunda planta, con un servicio de habitaciones.

Preocupación de los vecinos

«Desde que se cerró a finales de julio pasado los vecinos nos preguntaban cuándo íbamos a volver a abrir el bar. Nuestra intención era reabrirlo antes, pero por unas cosas o por otras no ha podido ser hasta ahora», reconoce Paquito Ballesteros, quien recogió el testigo hace varios años y que ahora retoma el establecimiento tras contratar a una camarera y a un cocinero.

«Siempre ha sido un bar muy apreciado por los vecinos, con mucha clientela fija», agrega.

El bar Rosaleda vuelve a la normalidad. A prestar servicio y ofreciendo almuerzos con sus bocadillos, pizzas, tapas o las ricas croquetas de bacalao que elaboraba Rosita, madre de Paquito.

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