Vila-real se viste de fiesta: Éxito de 'Fem Xulla' que reúne a más de 3.500 personas

Más de 3.500 personas salen a la calle para comer en hermandad y participar en esta novedosa iniciativa

Las parrillas y el olor a brasa invaden los cuatro puntos neurálgicos habilitados para este evento

Éxito de la 'macroxulla' diurna con más de 3.500 participantes

Ayer no era un lunes de fiestas de Sant Pasqual o de la Mare de Déu de Gràcia, pero viendo la gran cantidad de gente que había en Vila-real en la calle alrededor de la brasa, bien lo podía parecer. La Xulla volvió a apoderarse de forma masiva de la ciudad, pero en una fecha y un horario totalmente atípicos e inéditos hasta la fecha.

Si en ambas celebraciones patronales o en las fiestas particulares de cada barrio, es más que tradicional dedicar una noche a torrar carne, ayer, por primera vez, las parrillas y el aroma a brasa invadieron Vila-real de día, en horario plenamente diurno.

Fue la primera edición de una fiesta, nacida bajo el nombre de Fem Xulla, que reunió a más de 3.500 vecinos y que demostró que ha venido para quedarse en el calendario anual de eventos de la ciudad, dada su gran acogida.

Elevada participación vecinal

Como ya contó este diario, la Concejalía de Fiestas y la asociación local de hostelería y ocio (Ashiovi) habilitaron cuatro grandes zonas en el casco urbano para repartir a los vecinos y evitar que hubiera aglomeraciones en un único espacio.

Fueron el parque del Pilar, el jardín de Jaume I, el parque de la Panderola (que sustituyó al inicialmente previsto de José Soriano al quedarse pequeño debido al elevado número de tíquets que vendieron) y el párking de Herarbo.

Los preparativos en las cuatro zonas fueron los mismos. La organización habilitó, mesas, sillas, leña para hacer la torrà y váteres portátiles en cada uno, puesto que, como habían dejado muy claro, estaba totalmente prohibido encender el fuego fuera de esos emplazamientos delimitados.

Para tener una previsión de asistencia, los interesados tuvieron hasta el pasado lunes para comprar los tíquets, a un precio simbólico de 1 euro. Vendieron alrededor de 3.500, superando todas las expectativas posibles, aunque hubo rezagados de última hora que asistieron trayéndose sus propias mesas y sillas de casa.

No fue simplemente una comida de hermandad en cuatro puntos neurálgicos, sino que para alargar la jornada y la convivencia vecinal, el Ayuntamiento programó una actuación musical en cada una de las zonas.

A modo de tardeo, de cinco a ocho, cada emplazamiento tuvo a un grupo o una orquesta que fueron el broche perfecto a una fiesta de la macroxulla que pretende convertirse en un referente.

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