La Sareb asegura que los vecinos del bloque de Peñíscola que temían ser desahuciados no tendrán que irse

Los inquilinos del edificio de Garbí 18, que pasará a manos del 'banco malo', podrán comprar las viviendas o, si son vulnerables, tener alquiler social

Los afectados tienen tres meses para decidirse

Fachada de la finca, ubicada en el número 18 de la calle Garbí.

Fachada de la finca, ubicada en el número 18 de la calle Garbí. / Alba Boix

Peñíscola

Mediterráneo dio a conocer la semana pasada la historia de Juan Antonio y su mujer, un matrimonio que reside en una vivienda ubicada en la calle Garbí, 18 de Peñíscola desde hace más de siete años con contrato de alquiler.

Juan Antonio temía ser obligado a abandonar su vivienda tras la llamada del administrador concursal, quien le notificó que el edificio iba a pasar a ser propiedad de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). 

Varias opciones

El edificio todavía no es propiedad de la Sareb, sino que aún pertenece al promotor, quien tiene una deuda con cajas de ahorro. En este caso, la empresa promotora está en concurso de acreedores y, por tanto, quien toma las decisiones es un administrador concursal, un profesional independiente nombrado por un juez encargado de la gestión durante esta situación empresarial. 

Desde Sareb han detallado a Mediterráneo que “lo que tenemos ahora es la deuda de esa empresa y las viviendas van a pasar a ser propiedad de Sareb”. Hasta que eso suceda, el administrador concursal ha contactado con los inquilinos que habitan las viviendas de alquiler para proponerles que, si quieren, antes de que Sareb ejecute esa deuda y se quede con las viviendas, pueden comprarlas. 

 “En Sareb tenemos una política desde 2022 por la cual no vendemos vivienda habitada a terceros, excepto si se trata de una administración pública”, apuntan desde la sociedad, remarcando que “en este caso se les está ofreciendo a las personas que viven dentro”. En el caso de que haya una vivienda que no quiere comprar, “Sareb no va a vender la casa ni a un fondo ni a nadie”, expresan.

“Desde 2022 hemos integrado la utilidad social, por eso cuando nos llega una vivienda habitada no vendemos la casa, nos quedamos con la deuda, recibimos las llaves y nos quedamos con la vivienda”, detallan desde Sareb.

 El siguiente paso es saber si los inquilinos son vulnerables o no. Si no lo son y tienen un contrato de alquiler legal, nos subrogamos a dicho contrato, pero si el contrato es fraudulento tienen que abandonar la vivienda”, expresan. Por otro lado, en el caso de que haya indicios de que quien habita la vivienda son personas vulnerables “tenemos un programa de alquiler social”, subrayan desde Sareb, explicando que se encargan de “enviar a un gestor social y, en colaboración con los servicios sociales del Ayuntamiento, trabajamos para que formen parte del programa de alquiler social”. 

 Dicho programa se rige por puntos y los parámetros son los ingresos, la edad, si existe discapacidad o no, etc. “Se trata de un alquiler bonificado en función de los ingresos”, matizan. Con todo, en el caso de Garbí, 18, quien tenga ahorros y quiera comprar, comprará, y quien no quiera o pueda, podrá seguir en la vivienda; lo único que cambiará será la propiedad. Actualmente, los inquilinos tienen un periodo de tres meses para decidir si quieren comprar la vivienda o no.

Foto del interior de la finca.

Foto del interior de la finca. / Alba Boix

Desperfectos de la finca

Desde Sareb aseguran que “los desperfectos existentes en el edificio debe asumirlos el promotor pero, de no ser así, cuando se constituya la comunidad de propietarios será la comunidad quien deba asumir las reparaciones”. Tal y como manifestó Juan Antonio a Mediterráneo, “el parking está inundado, no tenemos bomba de achique, no tenemos ascensor y hay agujeros en el techo”. 

En el caso de que todo el bloque pase a ser propiedad de Sareb, será esta entidad quien deba encargarse, pero si Sareb se queda, por ejemplo, con la mitad, solamente deberá hacerse cargo del 50%.

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