La emotiva despedida del médico de familia de un pueblo de Castellón de 600 habitantes: "Ha llegado el momento de decir adiós"

"Les he llorado como si fueran mi padre, madre, hermanos/as e incluso hijos", escribe el doctor

Panorámica de Cervera del Maestre.

Panorámica de Cervera del Maestre. / TURISME COMUNITAT VALENCIANA

El médico de familia que durante los últimos ocho años y medio ha atendido a los vecinos de un pequeño pueblo de 600 habitantes en la provincia de Castellón, se ha despedido de sus pacientes con una emotiva carta que ha tocado el corazón de muchos de ellos.

“¡Abul’, mi gente!”, comienza el mensaje, con un saludo característico de la República Dominicana, país de origen del facultativo. Con estas palabras, el doctor da paso a una misiva cargada de gratitud, afecto y nostalgia por su marcha, motivada por la imposibilidad de consolidar su plaza en el consultorio local.

A lo largo de la carta, el hasta ahora médico de Cervera del Maestre, en al comarca del Baix Maestrat, expresa el profundo vínculo que ha desarrollado con los pacientes a los que ha atendido durante casi una década. “El roce hace el cariño”, recuerda con emoción, reconociendo que muchos de los vecinos llegaron a formar parte de su familia emocional.

"Les he llorado como si fueran mi padre, madre, hermanos/as e incluso hijos", escribe el doctor, quien también dedicó unas palabras a quienes han fallecido durante estos años, asegurando que llevará siempre su recuerdo consigo.

Destino cercano

El próximo destino del médico será el centro de salud de Traiguera, una localidad cercana, lo que ha sido recibido con alivio por algunos vecinos que esperan poder seguir viéndolo en su nuevo puesto.

La carta, que ya circula en redes sociales locales, ha provocado agradecimientos por parte de los pacientes, que destacan no solo su profesionalidad, sino también su cercanía y humanidad.

El médico concluye su despedida con un esperanzador “hasta pronto” y con el deseo de que los caminos se crucen de nuevo, tal vez en la panadería del pueblo, en la Fira dels Drags, o incluso nuevamente en el consultorio.

“Me voy con el corazón lleno de buenos recuerdos”, afirma en la última línea de su carta.

El Ayuntamiento le ha agradecido el cuidado, la atención y la humanidad que ha brindado durante este tiempo.

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