12.462 km en Vespino hasta Asia: la hazaña de un jubilado de Castellón

A sus 67 años, Valentín Salvador, nacido en Vila-real y vecino de la Vall de Almonacid, culmina un viaje inolvidable desde esta localidad del Alto Palancia hasta Samarcanda, atravesando 13 países a lomos de su ‘Marco Polo’, inspirado por el legendario explorador veneciano y compartiendo cada etapa en Instagram.

Lo que para muchos es solo una leyenda de tiempos antiguos, para Valentín Salvador, nacido en Vila-real y vecino, actualmente, de la Vall de Almonacid, se ha convertido en una experiencia inolvidable sobre dos ruedas. Aficionado a las motocicletas clásicas Vespino, marca 100% española, Valentín decidió emprender su gran reto personal tras jubilarse: recorrer la mítica Ruta de la Seda desde Castellón hasta Samarcanda, la joya de Uzbekistán.

Su viaje comenzó el pasado 28 de abril, sin saber que ese mismo día coincidía con el llamado gran apagón que dejó sin suministro eléctrico a buena parte de España. Mientras el país se paralizaba, Valentín arrancaba el motor de su inseparable Marco Polo, el nombre con el que ha bautizado a su Vespino, y ponía rumbo al este desde su localidad, la Vall de Almonacid, en la comarca del Alto Palancia.

Una odisea contemporánea sobre dos ruedas. Durante las últimas siete semanas, este viajero incansable ha cruzado media Europa y parte de Asia. El recorrido le ha llevado a atravesar países como Francia, Italia, Croacia, Montenegro, Albania, Grecia, Turquía, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, entre otros. Su ruta original contemplaba también el paso por Georgia y ciertas zonas de Rusia, pero la situación geopolítica actual le obligó a hacer ajustes sobre la marcha. A su llegada a destino, el Vespino Marco Polo ha recorrido un total de 12.462km.

«Aunque me queda la espina de no haber podido recorrer los montes del Pamir, estoy muy emocionado de haber llegado a Uzbekistán con la Vespino y todo lo que ello implica. Ha sido una odisea que seguro firmaría el mismísimo Marco Polo», comenta con humor.

Y es que el célebre mercader veneciano no solo ha sido una inspiración para este viaje, sino también un símbolo presente durante toda la travesía. «Me hacía ilusión completar la Ruta de la Seda, pasar por ciudades como Venecia, donde nació Marco Polo. Mi moto se llama así por él. He tratado de emular sus andanzas, pero con Vespino», explica con una sonrisa.

Durante 37 años, Valentín dedicó su vida al bibliobús, acercando la lectura a pueblos y rincones recónditos de la provincia de Castellón. Siempre vinculado al mundo cultural, su pasión por las historias y los viajes terminó por materializarse en esta increible hazaña personal que combina literatura, aventura y motor.

Lejos de guardar silencio, Valentín ha compartido cada etapa de su periplo a través de su diario de bitácora en Instagram, donde ha relatado vivencias, encuentros y reflexiones diarias. Una manera moderna de documentar una ruta milenaria, al alcance de sus seguidores, que han seguido con admiración cada kilómetro del trayecto.

Llegada a la meta

Esta semana, Valentín ha alcanzado su meta en Samarcanda, la ciudad más emblemática de la Ruta de la Seda, completando un sueño largamente acariciado. No solo ha demostrado que los grandes viajes no entienden de edad ni de velocidad, sino que con pasión y constancia, incluso una humilde Vespino puede llegar donde antaño cabalgaban los exploradores legendarios. Y mientras el sol se pone sobre las cúpulas azules de Uzbekistán, Marco Polo, esta vez con ruedas, sigue haciendo historia

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