Homenaje al venerable Bertrán en l'Alcora
Hoy se cumplen 50 años del monumento que la ciudad dedicó a esta emblemática figura para celebrar el cuarto centenario de su llegada a la capital de l’Alcalatén

A la izquierda, instalación del monumento dedicado al venerable Bertrán hace 50 años. A la derecha, en la actualidad, presidiendo la glorieta. / Javier Nomdedeu
Hoy se cumplen 50 años del monumento que l’Alcora dedicó al venerable Bertrán para celebrar el cuarto centenario de su llegada a la capital de l’Alcalatén.
En el pedestal de la escultura realizada en los Talleres El Rull está la fecha 1575-1975, que fue para celebrar el cuarto centenario de su llegada a l’Alcora, presidiendo la imagen una gran glorieta que se encuentra a las puertas del Calvario de l’Alcora. Todavía se recuerda la semana entera de fiestas que la capital de l’Alcalatén dedicó por el reseñado cuarto centenario, con charlas-coloquio, jornadas para jóvenes, para niños y para matrimonios, actos religiosos, competiciones deportivas, cine-fórum, procesión de las banderas, adornos de calles y plazas, y sobre todo recordando que el monumento fue paseado en una furgoneta descubierta por las calles de la ciudad.
Muestra
Ahora, la parroquia alcorina plantea la idea de realizar una exposición con fotografías antiguas, recordando la gran semana de fiestas dedicada al 400 centenario de la llegada del venerable Bertrán a l’Alcora que se celebró hace 50 años, por lo que pide colaboración a todos los que puedan tener imágenes de la histórica efeméride.

Imagen del programa de hace 50 años. / Javier Nomdedeu
Juan Bautista Bertrán Ahís, nacido en Atzeneta, ejerció como párroco en su población natal, en Benlloc y en su última etapa en l’Alcora, desde 1575 hasta 1601, donde falleció a los 71 años. El venerable Bertrán llegó a ser párroco de l’Alcora por aclamación popular. En tiempo del conde de Aranda, debido a la gran fama que le precedía para resolver causas con justicia, fue requerido como párroco por los ciudadanos de l’Alcora, de ahí el cariño que se le tiene en la capital de l’Alcalatén.
Su vida pletórica de virtudes sacerdotales y apostólicas merecieron que el Papa le concediera el edicto para ser declarado venerable, y con ello llegar a ser santo.
En su día el obispo Juan Antonio Reig pidió tanto al deán de la catedral de Segorbe, Pere Saborit, como a los entonces párrocos de Atzeneta, Jesús Miralles, y al de l’Alcora, Miguel Simón, retomar la causa de canonización, que, al parecer, se quedó en el obispado de Tortosa. Y ya en 1980, a petición del obispo José María Cases, y de las parroquias de Atzeneta y l’Alcora, fue cuando reanudaron la causa para la incoacción, que es el proceso previo a la canonización.
En el año 1590 fundó la cofradía más antigua de l’Alcora, de nombre Dulce Nombre y Purísima Sangre de Jesús, más popular como la del Santo Sepulcro.
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