Caso extremo de abandono: Un perro lleva semanas solo y encerrado en un piso de Nules
Vecinos del edificio informaron a las autoridades a finales de septiembre «pero aquí nadie ha venido a rescatar al pobre animal, que a saber cómo estará»

Mónica Mira
Un mínimo de diez días. Este es el tiempo que los vecinos de un edificio de viviendas de Nules calculan que lleva solo un perro en uno de los pisos de la comunidad. Pese a que aseguran que a finales de septiembre denunciaron el caso a las autoridades «ahí sigue, completamente solo, no sabemos si tiene para comer y para beber o no». Su temor por el estado en el que pueda encontrarse les ha llevado a pedir la ayuda de Mediterráneo para hacer público el caso.
Aunque el abandono estricto lo estiman en el tiempo mencionado, el asunto se remonta más atrás en el tiempo. En concreto, al 15 de septiembre, cuando las personas que vivían en esa vivienda se marcharon. El resto de residentes fueron conscientes de esta circunstancia porque llenaron el pasillo de la segunda planta y el rellano de bolsas «que dejaron allí y tuvimos que guardar nosotros en el trastero, porque no se podía ni pasar».

Enseres dejados en el pasillo por los inquilinos del piso de Nules cuando se fueron en septiembre. / MÒNICA MIRA
Días después, una pareja se personó en el edificio exigiendo a los vecinos con los que se encontraban que les dieran unas llaves del portal, «les pedimos que se identificaran, porque no sabíamos quiénes eran» y no lo hicieron. Solo aducían que en el piso había un perro y tenían que ir a darle de comer. Fue entonces cuando fueron conscientes de que los inquilinos se habían ido dejando allí al animal.
Desde la comunidad informaron a la Policía Local de lo que estaba pasando. Explican que los agentes pidieron los nombres de esas personas y un contacto. Estos se limitaron a asegurar que irían a dar comida al perro periódicamente, «y ahí quedó el tema». Desde el Ayuntamiento han confirmado que no han contestado al teléfono en ninguna de las llamadas que les han hecho. Según parece, esas personas llegaron a forzar la puerta del portal (que ahora está rota) para poder entrar libremente.

La puerta del portal del edificio forzada, supuestamente, por las personas que querían acceder al piso donde está el perro abandonado. / MÒNICA MIRA
Cuando los vecinos se pusieron en contacto con el propietario del piso, que vive en el extranjero, les informó de que los inquilinos llevaban cuatro años en la vivienda, «aunque solo habían pagado los primeros meses de alquiler». Desde hace un año aproximadamente, el asunto estaba judicializado como una okupación ilegal.
Según los residentes, el perro entró en ese piso «cuando era cachorro, por lo que debe de tener unos cuatro años, y en todo ese tiempo, nunca lo hemos visto salir a pasear», afirman.
El 23 de septiembre, según informan, comunicaron la situación a la Guardia Civil. Al día siguiente, pusieron una denuncia por abandono animal en la Policía Local. «Hace unos días, a través de una protectora de animales, se pusieron en contacto con el concejal de Bienestar Animal y les dijo que no sabía nada», lamentan.
Este periódico ha contactado con el edil, Gabriel Torres, que confirma esa circunstancia y ha explicado que «siento una impotencia absoluta, porque no podemos hacer nada». Señaló que «habría que demostrar que no está yendo nadie a atenderlo y que una orden judicial permitiera entrar».
Sobre ese extremo, los vecinos están seguros. Nadie ha entrado en el piso en todo el mes de octubre, como mínimo y las evidencias de la presencia y el movimiento del perro son menores. Tras ponerse en contacto con Mediterráneo este miércoles, señalaron que «la última vez que lo oímos ladrar fue el lunes» y su temor es que cuando las autoridades intervengan, «el perro este muerto».

Integrantes de una protectora de animales han dado de comer al perro descolgando una cesta desde la terraza del edificio. / MÒNICA MIRA
Este jueves, este periódico acudió a la zona avisada por los vecinos, porque integrantes de una protectora de animales iban a intentar alimentarlo desde la terraza, dejando caer una cesta con comida y agua, aunque sin saber con certeza si estaba en condiciones de salir a comer. Al acudir una vecina de la localidad con su perra, el animal se ha asomado al balcón.
Se trata de un perro de gran tamaño, posiblemente un cruce de Rottweiler. Ha comido todo lo que le han ofrecido. Según los integrantes de la protectora, como la puerta de entrada al piso está rota, habían pensado meterle comida por ahí «pero está encerrado en el comedor», solo le han dejado la puerta del balcón abierta y una ventana, que desprenden un fuerte olor.
Lo que no entienden ni los integrantes de la protectora ni los vecinos es como, con la Ley de Bienestar Animal en la mano, que establece que está prohibido dejar a un perro sin supervisión más de 24 horas, después de tantos días de espera «aquí nadie ha hecho nada, es evidente que está abandonado y que necesita ayuda, no puede ser la que burocracia sea más importante que su vida».
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