«Si no somos capaces de garantizar el agua, no podemos asegurar la prosperidad en un futuro». La reflexión la compartieron todos los ponentes en la mesa de debate Agua Digital y Fondos Europeos, dentro de los encuentros de Levante-EMV, --periódico del grupo Prensa Ibérica al que pertenece también Mediterráneo--. La disponibilidad del recurso en un país abocado al estrés hídrico, especialmente en el sureste español, obliga a cuantificar los usos, buscar la eficiencia y perseguir el equilibrio con las demandas. El Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de Digitalización del Ciclo del Agua, que movilizará más de 3.000 millones entre fondos públicos y privados, allanará el camino al ofrecer información real del sistema, sus debilidades y permitirá agilizar las inversiones para mejorar.

 Sin embargo, tal y como coincidían expertos y representantes públicos, en el foro moderado por el periodista Julio Monreal, este mecanismo arbitrado por el Gobierno gracias a los fondos Next Generation no es un fin en sí mismo. Dionisio García Comín, consejero delegado del grupo Global Omnium, era rotundo al afirmar que el nivel de conocimiento en el sector «es brutal respecto a otros países». «Somos pioneros en inteligencia made in Spain y sobre todo made in València en el ciclo integral del agua por nuestros esfuerzos y el apoyo de las universidades, pero nos queda mucho por hacer», razonaba. 

«Tenemos la estrella»

«Podemos ser campeones del mundo en digitalización si somos capaces de aterrizar bien este PERTE», comentaba, punto en el que apelaba a la necesaria unión entre empresas y administraciones. Para García Comín, la herramienta impulsada por el Ministerio para la Transición Ecológica, que activará nuevos nichos profesionales, «condicionará la forma de trabajar», al tiempo que insistía en que en la Comunitat Valenciana «tenemos la estrella» en una alusión a los títulos de fútbol.

El PERTE plantea dos convocatorias de ayudas, con un total de 1.200 millones de inversión, para que las ciudades o agrupaciones de municipios de más de 20.000 habitantes puedan implementar sistemas de medición como los contadores inteligentes, o plataformas de Big Data para analizar toda la información recogida.

Elisa Valía, concejala del Ciclo Integral del Agua en el Ayuntamiento de València, colocaba el foco en la necesidad de acelerar proyectos necesarios. «El día después del PERTE la vida sigue y las administraciones hemos de estar a la altura», subrayaba. Precisamente la capacidad de la maquinaria burocrática para gestionar en tiempo y forma las ayudas europeas es un tema recurrente. Ahí coincidía la mayoría en apuntar al «cuello de botella» que suponen las tramitaciones ambientales. Cuestión en la que Teodoro Estrela, director general del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica, defendía el importante refuerzo del departamento de Calidad Ambiental por parte del Gobierno de España.

Juan Valero de Palma, secretario general de la Junta de la Acequia Real del Júcar, centraba su intervención en un asunto no menor: la necesidad de incorporar objetividad y transparencia a los asuntos hídricos. «Hay que quitar subjetividad porque las soluciones movidas por sentimientos y miedos no son buenas», aconsejaba. De ahí que medir las cosas y tener información detallada sea crucial. Valero de Palma sacaba pecho por la agricultura valenciana, cuando recordaba que pese a aglutinar el 80% de la demanda, «en modernización del riego solo Israel nos supera». «El regadío del futuro ha de ser sostenible y para eso hace falta medir y el PERTE nos va a ayudar», admitía, para acto seguido insistir en los beneficios de digitalizar. «Hay que repartir el agua sin guerras y repartir bien los gastos y los costes, y eso lo haces cuando contabilizas», reiteraba. 

Control de vertidos

Marc García Manzana, comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Júcar, ahondaba en la necesidad de hacer converger la transición social con la digital pero también la ecológica «para que las masas de agua alcancen un buen estado ambiental». Con la prórroga concedida por la Unión Europea para 2027, ese es el objetivo del organismo de cuenca dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. García Manzana desgranaba las actuaciones de la CHJ «con el control de los vertidos, las inversiones en el ámbito del colector Oeste, el envío de agua a l’Albufera o el control vía satélite del nivel de clorofila del lago, así como la instalación de más piezómetros para extremar la vigilancia de los acuíferos y garantizar los caudales ecológicos».

Posibilidades increíbles

Carlos Fernández Bielsa, vicepresidente de la Diputación de Valencia y alcalde de Mislata, ponía en valor las «posibilidades increíbles» que ofrece el PERTE. «Nos va a permitir trabajar en cuestiones que estaban en un cajón y que necesitaban de esta inyección», confesaba. El dirigente socialista insistía que al tratarse esta de una autonomía con mucho regadío, el agua ha de ser de calidad. Resaltaba la fundamental colaboración entre empresas y administraciones públicas «y acabar con las guerras del agua que dividen territorios». «No tenemos un planeta B y hemos de concienciarnos de ser sostenibles, eficientes y mejorar, porque el agua es economía, es empleo, es futuro y garantía de bienestar», enfatizaba.

Juan Ángel Conca, gerente de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (EPSAR) de la Generalitat valenciana, planteaba otro tema crucial en un escenario de emergencia climática, donde el mediterráneo es un territorio especialmente vulnerable. La reutilización del agua. «En la Comunitat Valenciana somos líderes, pero este PERTE es perfectamente pertinente porque nos permitirá controlar lo incontrolable gracias a los datos», comentaba. «Va a significar un antes y un después, especialmente en lo que atañe a la función ambiental», celebraba, aunque alertaba sobre las enormes dificultades de las pequeñas poblaciones para poder hacer frente a trámites administrativos de cierta complejidad con los plazos dados por el Gobierno. 

La factura del agua y Netflix

Para Valía la mejor rendición de cuentas es procurar el beneficio del ciudadano, aunque no dejaba escapar la ocasión para invitar a la reflexión sobre la factura del agua, un recurso finito, y de primera necesidad, pero que muchos usuarios cuestionan. Cosa que no ocurre con el ocio de las plataformas digitales, cuyo coste pocos critican. Dionisio García, mientras, era tajante al señalar que operadores y ayuntamientos «vamos a intentar unirnos para ser muy potentes y agilizar», manifestó. «El esfuerzo no va a ser un gasto, sino una inversión», apuntaba el consejero delegado de Global Omnium.

El director general del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica, Teodoro Estrela. Fernando Bustamante

Teodoro Estrela: «Somos un país abocado a la sequía que no puede permitirse 

no usar bien sus recursos hídricos»

«En sus informes la Unión Europea era siempre muy clara con España y nos decía que si no sabíamos la disponibilidad de recursos hídricos que teníamos, no podíamos actuar en consecuencia». Teodoro Estrela abría su intervención en el club diario Levante EM reflexionando sobre la importancia de los datos, de poder disponer de información en todos los usos. Tanto en el ciclo urbano, como en las masas subterráneas. Activar un mecanismo que permitiera inyectar hasta 1.700 millones para impulsar la digitalización fue el siguiente paso. «Lo hicimos muy rápido y también para que fuera un proyecto asumido por los usuarios», apuntaba.

Buen uso del agua

«Un país como el nuestro, abocado a la sequía, no puede permitirse no hacer bien el uso del agua», sostenía Estrela. La digitalización llegará también al regadío y la industria, según los planes del ministerio. Para el máximo responsable de la política hídrica nacional, con un largo recorrido previo en la Confederación Hidrográfica del Júcar, «el fin es tener una mejor eficiencia en el uso del agua». Capítulo en el que confesó que pese a ser España pionera en economía circular del agua, «en una década no hemos avanzado mucho». 

Estrela admitió que el marco normativo de la reutilización no es el adecuado, como apuntaba Juan Valero de Palma. La adaptación al reglamento europeo comporta una serie de exigencias que plantear. Por ejemplo cómo pagar la reutilización para que sea asequible para el regante cuando las depuradoras están situadas en una cota distinta de las zonas agrícolas a las que van destinados esos caudales de agua regenerada que permitirán preservar los acuíferos. 

En ese punto, Marc García Manzana, comisario de aguas de la Confederación Hidrográfica del Júcar, señaló que la digitalización permitirá conocer los consumos reales y por tanto afrontar con pleno convencimiento la sustitución de los bombeos por el agua residual tratada para uso agrícola. 

Saneamiento y depuración

Estrela reconoció que se ha de invertir más en saneamiento y depuración para evitar multas de la Unión Europea y atajar el problema de las aglomeraciones que aún vierten sin control al medio natural. «La transición ecológica implica tener masas de agua en buen estado y cerrar el ciclo, ser conscientes de cómo usamos el agua y como la devolvemos a los ríos», comentaba.

Estrela insistía en que las ayudas para la digitalización alcanzarán a todas las entidades locales aunque sea a través de las mancomunidades, al tiempo que reclamaba «estar todos involucrados y ser ágiles». Y, pese a lo impopular que pueda parecer la medida, el usuario ha de pagar más por el agua, para razonar que si el ciudadano sabe realmente lo que gasta y en qué «seguramente ahorrará».