Bancaja está abocada a su desaparición como entidad financiera. El motivo: la nacionalización de la entidad, que convierte al Estado en su mayor accionista.

Según todas las previsiones, y a falta de que se confirme oficialmente en los próximos días, es decir, cuando concluya la auditoría que se está realizando a la entidad para conocer sus activos reales, se da por sentado que el peso de la antigua Bancaja en el seno de la nueva Bankia pase del 37% a un exiguo 10%. Pero, sobre todo, porque la nacionalización de Bankia y el Banco Financiero y de Ahorros (BFA) supondrá que la entidad dejará de tener negocio propio y, por tanto, no tendrá sentido tener órganos de gobierno propios. La ley obliga, pues, a convertir Bancaja en una fundación de carácter especial, en el cual sí habrá un patronato mientras cuente con fondos.

Atrás quedarán pues los tiempos en los que la caja era la tercera entidad en su segmento en España y el sexto grupo financiero del país, además de la gran aliada de la economía de Castellón. En el año 2009, un recién reelegido José Luis Olivas se jactaba de que la firma, bajo su presidencia, había pasado de contar con unos activos de 35.395 millones de euros en diciembre del 2003 a alcanzar los 111.459 millones en el 2009. La excesiva exposición de la firma al negocio inmobiliario --los conocidos como créditos de dudoso cobro-- así como las inversiones no rentables han llevado a la entidad al borde de la quiebra, y la adopción de medidas por el Banco de España y el Gobierno.

MÁS Y MÁS PROVISIONES // En 2010, último año con el balance separado de Bankia, Bancaja ganó 102 millones, un 34% menos, obligada a provisionar 1.004 millones de euros a dotaciones, esfuerzo que ha sido insuficiente. Como también lo ha sido su fusión con Caja Madrid, que cerraron el 2011 con un beneficio de 309 millones, un 34% menos, tras provisionar 1.139 millones. H