Felipe VI aseguró ayer en València que los españoles pueden sentirse «orgullosos» de la universidad en España por haber «cumplido su misión» de contribuir al progreso del país, aunque animó a potenciarla todavía más en su tarea porque «su prestigio es también el de España».

El monarca hizo estas declaraciones en un momento en el que los escándalos cuestionan estudios universitarios de diversos políticos y han causado ya la dimisión de una ministra, la valenciana Carmen Montón, mientras que el president de la Generalitat, Ximo Puig, aseguró sobre la cuestión que «ningún hecho singular, ni aislado», puede poner en cuestión «la calidad, la excelencia y el trabajo constante» de las universidades públicas, y pidió «no permanecer impasibles o ajenos» ante este «descrédito».

El rey presidió la inauguración del curso universitario 2018/2019 en el Paraninfo de la Universitat Politècnica de València (UPV) junto al ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, y el presidente la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Roberto Fernández. Este último reclamó un nuevo marco legal para los centros educativos que les proporcione más autonomía y recursos. Tras recordar que este año se cumple el 40 aniversario de la Constitución, don Felipe subrayó que la Universidad se ha consolidado en este tiempo como «un elemento clave para conseguir afianzar y fortalecer el progreso económico, el avance cultural y social» y la conexión de los jóvenes y el mundo académico con Europa y el mundo.

«La universidad española ha cumplido con su misión, que es la de formar ciudadanos, generar conocimiento e investigar. Tenemos muchos motivos para estar orgullosos de la educación superior en España, aunque siempre debemos trabajar para que mejore, para que no pierda impulso y para su permanente adecuación a los tiempos», puso de manifiesto en el acto el jefe del Estado.

Felipe VI también valoró que la formación universitaria en España sea «una de las más accesibles para el conjunto de la ciudadanía», al tiempo que ha alcanzado «grados evidentes de excelencia» y son «conocidas y reconocidas en todo el mundo». «Animo a todos a sumar fuerzas y voluntad para que nuestro sistema universitario siga contribuyendo al progreso de España, con solidez, con estabilidad y con la capacidad de, sin perder nuestras raíces, estar siempre en vanguardia», estimó. A juicio de don Felipe, un país con una educación superior «sólida tiene ganada buena parte de su futuro» y facilita «su evolución, proyección internacional, la cohesión entre sus ciudadanos y, en definitiva, en su futuro».