Tenían las maletas hechas y los billetes de avión comprados. Pero las vacaciones se han ido al traste de la noche a la mañana. Una familia de Gran Bretaña, que hace unos cuatro años se compró un chalé en la partida Castellans de Xàbia, no podrá este verano disfrutar de su vivienda. Lo tenía todo planificado. Llegaba el sábado. Pero en la vivienda han irrumpido los okupas. Lo primero que han hecho los dueños de la casa es cancelar los pasajes y hacerse a la idea de que este año no hay vacaciones. Además, les tocará ir a pleito para recuperar el chalé que, sin ser de lujo, sí tiene piscina, un frondoso jardín con pinos, cipreses y palmeras y 12 habitaciones (los dueños suelen ir familiares).

Evelin, que se encarga del mantenimiento de esta vivienda, encontró el martes las cerraduras rotas y ropa tendida. «Vi a tres jóvenes que salían corriendo. Y luego hallé a una pareja que había invadido la casa», relató ayer a este diario.

Llamó a la Guardia Civil. Evelin aseguraba que había estado el día anterior y no había okupas. Le indicó a los agentes que los jóvenes debieron entrar en la noche del lunes al martes. «No habían pasado 24 horas y todavía se podía desalojar a los okupas», señaló esta mujer.

Pero los agentes ya le indicaron que la cosa se enredaba mucho. Debía presentar una denuncia, lo que Evelin hizo ayer, y hasta que el juez no lo autorizara no se podía echar a los intrusos.

La encargada de mantener la casa llamó en seguida a los propietarios. Les dijo que les habían invadido la casa y que no podían entrar en ella. Evelin y su marido acudieron ayer a intentar persuadir a la pareja, un joven de 25 años y su novia de 19, para que se marcharan. Les explicaron que los dueños lo tenían todo planificado para viajar a Xàbia y que la invasión los dejaba sin trabajo a ellos que se encargan del mantenimiento, al jardinero y al profesional que cuida la familia.

Pero no hubo forma. Los okupas indicaban que no tenían otro sitio a donde ir. Relataron que estaban en un piso de alquiler y el dueño les dijo primero que se fueran y luego les cambio las cerraduras y los dejó en la calle. También aseguraban que ahora, con el coronavirus, las ONG no les dan ninguna solución habitacional. La propia pareja llamó a la Policía Local porque Evelin había tomado con su móvil una foto. Los agentes le explicaron a los encargados que los ahora «moradores» gozan de la «inviolabilidad del domicilio». No se les puede desalojar. Hay que esperar a que salga la sentencia.

Evelin advirtió de que el dueño, que está delicado de salud, se había llevado un enorme disgusto. Se ha ido arreglando poco a poco la casa y quiere mudarse con su familia a vivir a Xàbia cuando se jubile. «Y no podemos hacer nada. Estamos con las manos atadas. Incluso si les cortamos la luz y el agua son los okupas los que nos pueden denunciar a nosotros», advirtió, perpleja, la encargada de mantener el chalé.