Las discotecas Mya y Umbracle avisarán a los clientes que estuvieron en los locales los pasados días 23 y 24 de julio para que se realicen pruebas PCR, según confirmó la consellera de Sanidad. Los dos locales de ocio nocturno están ubicados en el entorno de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y forman parte de la misma empresa, el Grupo Salamandra, al que la consellera Barceló ha querido agradecer la total colaboración con Sanidad. De esta forma, quienes disfrutaron de una noche de fiesta el jueves y viernes de la semana pasada, los días anteriores a que se detectasen varios casos positivos entre la plantilla que trabaja en las discotecas, podrán realizarse pruebas PCR para confirmar o descartar nuevos casos y rastrear con mayor precisión el alcance del brote.

Umbracle y Mya han facilitado a la conselleria los datos de los clientes que esas dos noches estuvieron en sus locales gracias a que las reservas de mesas para acceder a las discotecas se realizan de forma telemática y cuentan con los contactos de la clientela. «Salud Pública y Asistencia Sanitaria han definido cómo rastrear los casos» en el entorno de ambas salas.

En función de las personas que decidan realizarse las pruebas de detección del coronavirus SARS-CoV-2, Sanidad habilitará hasta dos espacios para realizarlas con la mayor brevedad. Según ha comentado la consellera, en ningún caso se realizarán en la discoteca, aunque no ha concretado los dos espacios que se barajan. En el brote de ocio nocturno en Santa Pola se hicieron 450 PCR, pero sólo se han confirmado ocho casos positivos.

La Conselleria de Sanidad no prevé, por ahora, adoptar medidas generalizadas para restringir el ocio nocturno (solución que sólo se ha adoptado en Gandia), como en Cataluña, o volver a reducir el número de personas que pueden reunirse, como ayer decidió Madrid. Tampoco comparte la medida implantada por la Xunta de Galicia que obliga a los viajeros de cinco comunidades y 136 países a comunicar su entrada en territorio gallego.

Barceló consideró esta medida «más bien disuasoria» hacia otras comunidades en peor situación epidemiológica, como queriéndoles decir: «Oiga, no vengan porque vamos a controlarlos», aseguró. «Respeto la medida, pero eso no significa compartirla», zanjó la titular de Sanidad.

«Nuestra preocupación se centra, en estos momentos, en el aumento de casos como consecuencia de la movilidad, las reuniones familiares, las terrazas y el ocio nocturno, porque sabemos que son el origen de buena parte de lo contagios que se han producido en las últimas semanas», apuntó Barceló en la rueda de prensa.

Preocupa, sobre todo, el exceso de confianza de las personas en las reuniones familiares o con los amigos. Un ejemplo. De los diez brotes detectados durante el pasado fin de semana, seis se produjeron en el ámbito social. «No nos podemos confiar -advirtió Barceló-. No podemos olvidarnos de que el enemigo invisible, que es el virus, sigue con nosotros y no distingue entre familiares, vecinos, amigos o completos desconocidos. No debemos abandonar en ningún momento la prudencia en todos los espacios donde nos encontremos».

Las reuniones amistosas y familiares son las actuales actividades de riesgo. «La mayoría de los contagios tienen su origen en la agrupación de personas. No solo son del ocio nocturno, muchos casos se producen en ámbitos de reuniones familiares y de amigos, que hace tiempo que no nos encontramos y pensamos que por ser familia o amigos no va a ocurrir nada. Entonces, bajamos el nivel de precaución y nos sentimos seguros en estos ámbitos y espacios, y eso provoca que tengamos un mayor número de contagios». Por ello hasta en las reuniones familiares la mascarilla es necesaria. «Solo están exentos de llevarlas aquellas personas convivientes, el resto de miembros tienen que llevar mascarilla».

Barceló descarta, por ahora, medidas más restrictivas. «Queremos seguir insistiendo en la racionalización. Los casos nuevos están en fiestas que se celebran en chalés o pisos. En encuentros familiares y de amigos donde hay un exceso de confianza y se baja la guardia. El hecho de ser amigo o un familiar no está exento de riesgo», advirtió.