La Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica ultima un decreto de conservación de la posidonia que contempla restringir la recogida de algas en todas las playas de la Comunitat Valenciana durante cinco meses al año, concretamente entre el 15 de octubre y el 15 de marzo.
De gran importancia para la zona litoral, tanto la Posidonia oceánica como la Cymodocea nodosa (seba), ya protegidas de forma genérica en la legislación estatal y autonómica, no solo son garantía para disponer de unas aguas transparentes por su enorme capacidad de oxigenación, algo que se hace notar en los 466 kilómetros de costa valencianos. Su acumulación en las orillas de las playas es un factor determinante a la hora de aportar arena y fijar esos sedimentos, e impedir la regresión del litoral. El decreto, inspirado en la legislación autonómica de las Islas Baleares, también regulará el fondeo de embarcaciones recreativas y de pesca deportiva sobre las praderas de las algas protegidas, ahora totalmente fuera de control.
El objetivo final pasa por garantizar la conservación de las praderas de alga protegida y las comunidades biológicas de las que forman parte. Para ello se establece una nueva regulación de los usos y actividades que puedan afectar a las especies y a los hábitats tanto en el mar como en la zona litoral mar-tierra, junto a la adopción de medidas que contribuyan «de forma activa al mantenimiento y la consecución de su estado favorable de conservación».
El proyecto de decreto de conservación de las praderas fanerógamas marinas reconoce la evidencia científica de la «íntima conexión» entre el equilibrio de la pradera de posidonia en el mar y las condiciones sedimentarias de la línea de costa. De extraordinario valor ambiental, las praderas atenúan la energía del oleaje y las corrientes, disminuyendo la erosión y la pérdida de arena en las playas, donde además juegan a largo plazo un activo papel de regeneración natural permitiendo nuevos aportes y fijando el sedimento.
Alfonso Ramos, catedrático del departamento de Ciencias del Mar y Biología de la Universidad de Alicante, destaca junto a su equipo la importancia de los «montones de algas» (arribazones) que se acumulan en las orillas a pie de playa, y su papel «clave» en la protección de la arena. «Son estructuras (formadas) con las hojas y rizomas de la planta marina Posidonia que se acumulan en gran cantidad originando barreras (...) que protegen a la playa de la pérdida de arena y aportan nutrientes al entorno arenoso».
Mitigadoras del cambio climático
Además de su papel en la retención de arena, estas «algas» producen materia orgánica -35-40 toneladas de materia seca por hectárea y año- y sobre todo son una gran fuente de oxigenación -de cinco a 20 litros de agua por metro cuadrado- y el hábitat para más de 400 especies de plantas y 1.000 de animales, muchas de ellas de interés comercial. También captan CO2, actuando como elemento mitigador del cambio climático.
Durante la estación invernal los montes de algas en las playas suelen ser más grandes por efecto de los temporales de levante de otoño-invierno y mayor efecto beneficioso realizan en el litoral. El texto, ahora en periodo de alegaciones, prevé excepciones a la norma bajo autorización expresa de la administración. La retirada y eliminación con maquinaria pesada de las algas supone un gasto millonario para los ayuntamientos de municipios turísticos, y por otra parte, una importante facturación para las empresas de limpieza.